Límite de megapíxeles…

¿Cómo la difracción afecta a la nitidez de las imágenes y cómo esto limita la resolución posible máxima de los sensores?

En lo que se refiere a imagen fotográfica, la difracción provoca que un haz de luz, al atravesar un orificio pequeño como el diafragma, se disperse llegando al sensor (o película) no ya como como tal rayo de luz sino que se extiende dando lugar a una mancha que se llama disco de Airy. A medida que cerramos más el diafragma, la luz se dispersa más y el disco de Airy crece emborronando la imagen. Cuando llega a tener un tamaño físico mayor que el de un píxel, simplemente ya no podremos resolver tanto detalle.

En la página de Cambridge in Colour, existe una sencilla calculadora para saber cuándo la difracción del diafragma está afectando a la nitidez. Introduciendo en ella la resolución y el tamaño –formato- del sensor , la apertura del diafragma, y fijando como límite del círculo de confusión dos píxels, podemos ver cuándo la difracción está afectando a la nitidez de nuestra imagen, y ya no se puede resolver más detalle. A partir de un valor de apertura, cerrar más el diafragma hará que perdamos detalle. Como resumen, el límite que impone este fenómeno para las cámaras DSLR más típicas podría ser el siguiente:

  •  Para las cámaras de formato Cuatro Tercios: f:8 para 12mpix
  •  Para las cámaras APS-C con factor de recorte 1,5-1,6: f:11 para 12 mpix, y de f:8 para 15 mpix
  •  Para las cámara con sensor FF: f:16 para 12 mpix y de f:11 para 24mpix

La evolución de la tecnología de los sensores hará sin ninguna duda que ganemos rango dinámico e imágenes limpias de ruido para valores de ISO mayores, pero el límite que fija la difracción para que no se pueda aumentar la resolución de los sensores simplemente no se puede superar, va contra las leyes de la física.

Fuente: www.caborian.com

Pidgin…

Un pidgin es una lengua simplificada, creada y usada por individuos de comunidades que no tienen una lengua común ni conocen suficientemente alguna otra lengua para usarla entre ellos. Los pidgins han sido comunes a lo largo de la historia en situaciones como el comercio, donde los dos grupos hablan lenguas diferentes, o situaciones coloniales en que había mano de obra forzada (frecuentemente entre los esclavos de las colonias se usaban temporalmente pidgins).

En esencia, un pidgin es un código simplificado que permite una comunicación lingüística escueta, con estructuras simples y construidas azarosamente mediante convenciones, entre los grupos que lo usan. Un pidgin no es la lengua materna de ninguna comunidad, sino una segunda lengua aprendida o adquirida. Los pidgins se caracterizan por combinar los rasgos fonéticos, morfológicos y léxicos de una lengua con las unidades léxicas de otra, sin tener una gramática estructurada estable.

Luz química…

Las barras de luz química son esas que se doblan, se agitan y producen una luz fluorescente durante horas, sin necesidad de combustión o pilas. Muy útiles para señalización de emergencia, maniobras, lectura de mapas, iluminación submarina, acampadas, pesca nocturna… incluso para el ocio: pulseras y collares que brillan en la oscuridad, cubitos y bolas para decorar nuestras bebidas nocturnas y decoración para fiestas.

Pero, ¿cómo funcionan?

Independientemente de su tamaño o forma todas se basan en el mismo principio: la quimioluminiscencia.

El DRAE nos informa que luminiscencia es la “propiedad de despedir luz sin elevación de temperatura y visible casi solo en la oscuridad, como la que se observa en las luciérnagas, los peces abisales, en las maderas y en los pescados putrefactos, en minerales de uranio y en varios sulfuros metálicos”.

Entonces, la quimioluminiscencia es la luminiscencia producto de una reacción química.

En una reacción química se recombinan los átomos de dos o más sustancias para formar un nuevo compuesto. Según la naturaleza de los reactantes la reacción puede emitir energía. Tal es el caso que nos ocupa.

En la barras de luz coexisten dos compuestos químicos que al juntarse reaccionan. Uno de los compuestos, el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada) -al que se llama activador- está contenido en una cápsula de cristal pequeña y frágil. Y esta cápsula se encuentra dentro de la barra de polietileno propiamente dicha que contiene un éster de fenil oxalato y un tinte fluorescente que es el que da el color según el producto químico que contenga.

Al doblar la barra y romper la cápsula las dos sustancias se mezclan. Y lo hacen con mayor rapidez al agitarla. Como resultado se obtienen unos compuestos producto (no importa cuáles) y una emisión de energía (que es lo que nos interesa). Esa energía excita los átomos del tinte fluorescente (sus electrones suben a un nivel energético mayor más alejado del núcleo), para luego volver a recuperar su estado de equilibrio (descendiendo a un nivel energético menor más cercano al núcleo y más estable) proceso que logran desprendiéndose de la energía sobrante en forma de fotones, es decir, produciendo luz sin calor (luz fría).

Nota sabionda: Dependiendo de los compuestos utilizados y su cantidad, la reacción química puede alumbrar durante minutos o durante varias horas. Si se calienta la barra, la energía adicional acelerará la reacción y brillará más intensamente aunque por menos tiempo. Por el contrario, si se enfría, la reacción se ralentizará y proporcionará una luz más amortiguada aunque durante más tiempo. De hecho, si se mantiene la barra en el congelador se puede preservar para el siguiente día. La reacción no se interrumpirá, pero se ralentizará considerablemente.

Nota sabionda: El 9,10-difenilantraceno proporciona un color azul, el 9,10-bis(feniletinil)antraceno proporciona el color verde y el 5,6,11,12-tetrafenil naftaleno proporciona el color rojo.

Fuente: www.sabercurioso.com

Competitividad…

Roger Williamson fue piloto de automovilismo británico, que falleció durante el Gran Premio de los Países Bajos de 1973, su segunda carrera en la Fórmula 1.

Durante la carrera, uno de los neumáticos de Williamson sufrió un reventón, perdiendo así el control del vehículo. El coche impactó contra las barreras a alta velocidad, siendo catapultado a una distancia de 275 metros por la pista para acabar finalmente boca abajo contra las barreras del otro lado del circuito, después de que el depósito de combustible se incendiase debido al roce contra el suelo. David Purley, amigo de Williamson, salió de su propio coche en un intento desesperado de salvar al piloto accidentado. Williamson no había sido herido de gravedad, y se lo llegó a oír gritando a Purley que lo sacara del coche, mientras Purley intentaba en vano voltear el coche volcado.



Los comisarios de la esquina donde había ocurrido el accidente estaban mal entrenados y equipados, de modo que fue el propio Purley quien debió usar el extintor para tratar de apagar el fuego. La vestimenta de los comisarios no era ignífuga, de modo que éstos se limitaron a esperar a que llegase el camión de bomberos mientras la carrera seguía en progreso. El fuego fue relativamente débil durante tres minutos, tiempo suficiente para voltear el coche y sacar a Williamson, pero Purley no podía hacerlo solo. En lo que ha sido considerado como el aspecto más impactante del incidente, uno de los comisarios intentó alejar a Purley de allí mientras Williamson permanecía atrapado e indefenso. Algunos espectadores, ante la indiferencia de los comisarios, intentaron saltar las vallas de seguridad y entrar al circuito, pero les fue impedido por el personal de seguridad, que empleó perros.

Para cuando el camión de bomberos llegó, Williamson había muerto. Los comisarios se limitaron a colocar un manto blanco sobre los restos del coche y dejar que continuara la carrera.4​

La pérdida de Williamson fue representativa de las muertes o lesiones de muchos pilotos de la época, y fue la primera vez que un evento tan trágico era retransmitido por televisión para un público tan amplio. El accidente puso de manifiesto las deficiencias de la seguridad de los Grandes Premios. Niki Lauda declaró tras la carrera que se sentía «extremadamente triste y culpable» de que nadie hubiese podido o querido ayudar a Purley.

Fuentes:

Otohime…

Muchas mujeres japonesas se sienten avergonzadas ante el pensamiento de que alguien pueda oírlas mientras están ocupadas en el retrete. Y para cubrir el sonido de las funciones corporales, han adoptado la costumbre de vaciar continuamente la cisterna mientras usaban el retrete, desperdiciando gran cantidad de agua en el proceso.

Como las campañas de educación no frenaron esta práctica, en los años 1980 se presentó un dispositivo que, al activarse, produce el sonido del agua al caer sin necesidad de gastarla realmente. Un nombre comercial común es el de Otohime (音姫), la bella hija del rey del mar.

Este dispositivo se instala frecuentemente en los baños femeninos de reciente construcción, y muchos baños antiguos también han sido actualizados. Puede ser o bien un dispositivo separado que funciona con pilas instalado en la pared junto al inodoro, o estar incluido en el washlet. Se activa pulsando un botón o moviendo la mano frente a un sensor. Al activarse, se produce un fuerte sonido similar al de vaciar una cisterna. El sonido para al cabo de un tiempo predeterminado o se puede parar con una nueva pulsación del botón. Se estima que ahorra unos 20 L (litros) de agua por uso.

Sin embargo, algunas mujeres piensan que el otohime tiene un sonido artificial y prefieren seguir vaciando la cisterna. De momento, parece que no hay demanda de estos dispositivos en los baños masculinos, por lo que raramente están instalados en ellos.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Numeración callejera…

Primero, hay que saber que de forma general cada ayuntamiento tiene libre elección en los sistemas de numeración callejera, sin embargo, ciertas reglas se repiten. He intentado recopilar algunos sistemas encontrados navegando por ahí…

Este esquema es el más común en Europa. Números pares de un lado, impares del otro. La numeración empieza de forma creciente en el extremo de la calle más cercano al centro del pueblo (lo que me parece lo más lógico), el ayuntamiento, un posible río o un elemento representativo de la ciudad…

 


Aquí nos encontramos en una ciudad marítima o en una isla… La numeración empieza de forma creciente en el extremo de la calle más cercano al mar. Canarias tiene esta lógica.

 

En este caso, la numeración de la calle depende de los metros que separan los edificios de un punto de partida dado. Un sistema común en América y en ciertos pueblos de Francia. Donde viven mis padres, el punto de partida es sencillamente el principio de la calle.

 


Haaaa… Aquí cambiamos bastante la lógica. Ya no importa que los números sean pares o impares. En Berlín, usan el sistema llamado ‘herradura’: los números se siguen en la misma acera, y llegado al final de la calle, cambiamos de acera y vamos en el sentido inverso para seguir con la numeración… No se puede decir que al nivel práctico sea lo mejor…

 


Color negro: Casas y edificios de particulares. En rojo: Los negocios. Ese es el sistema instaurado en Florencia, Italia…

 


Y ese es el que más gracia me hace y me asusta al mismo tiempo: la numeración depende de la fecha de construcción del edificio… Made in Japón… Ya entiendo porqué en las imágenes urbanas que vemos de ahí, las calles están llenas… Todo el mundo está buscando el número del sitio de su destino.

 

Fuente: www.cuartoderecha.com

Memoria eidética…

La memoria eidética es la supuesta habilidad de recordar imágenes con niveles de detalle muy precisos,1​2​ sin necesidad de usar mnemotecnia. Se trata de un tipo de memoria de carácter casi sensorial, cuyo tiempo de permanencia ronda milésimas de segundos. Precede a la memoria a corto plazo.

En psicología, las personas con hipertrofia de la memoria eidética pueden recordar cualquier cosa que hayan visto u oído, incluso aunque lo hayan percibido una sola vez y de forma fugaz, si bien en general los recuerdos son menos claros y detallados que las percepciones.

 

 

A veces una imagen memorizada es tan completa en cada detalle que se le denomina memoria fotográfica. Se dice que se da con frecuencia en niños, quienes, ocasionalmente, serían capaces de reconstruir una imagen tan completa que podrían llegar a deletrear una página entera escrita en un idioma desconocido, la cual habrían visto durante apenas unos momentos. A este fenómeno se lo ha llegado a considerar mito, ya que nunca se ha podido comprobar.

Fuente: https://en.mexico.pueblosamerica.com

Incentivo moral…

Una de las ideas más contraintuitivas que ha florecido de la moderna experimentación psicológica es que las personas no responden tan fuertemente a incentivos económicos como a otros no económicos. Eso no significa que la ciencia haya descubierto que el dinero no es importante, sino que no lo es tanto como creíamos. O no lo es muchas situaciones.

La mayoría de los donantes de sangre en Estados Unidos, hasta hace pocos años, recibía una compensación económica a cambio de su gesto, pagada por entidades con y sin ánimo de lucro. En Europa es un fenómeno menos conocido. Por ejemplo, En gran Bretaña las donaciones se organizan a través del Servicio Nacional de Salud y son voluntarias, sin ninguna remuneración.

El sociólogo Richard Titmuss comparó ambos sistemas, descubriendo que la sangre del sistema británico era de mayor calidad (meno probabilidad de que el receptor contrajese hepatitis), se desperdiciaba menos sangre y había menos escasez general en los hospitales. Sin contar que pudiera existir un problema moral cuando los más ricos exploran a los más necesitados a través de sus fluidos u órganos.

Muchos economistas negaron que esto era posible. Si bien en sistema estadounidense funcionaba peor, no podía ser sencillamente porque se remunera económicamente al donante. Kenneth Arrow, premio Nobel de Economía, por ejemplo, admitió que hay personas que responden mejor a incentivos morales, pero que muchos otros solo respondían a cambio de dinero.

A pesar de las objeciones, las pruebas se impusieron, Estados Unidos adoptó el sistema de donaciones voluntarias sin remunerar, y los donantes altruistas fueron más, aunque descendieran unos pocos donantes retribuidos, tal y como explica Yochai Benkler en su libro El Pingüino y el Leviatán:

Una vez desaparecieron los incentivos materiales, las donaciones aumentaron en calidad y en cantidad, y el sistema en su conjunto funcionó de manera más estable y eficaz de lo que lo había hecho antes. (…) Un impactante estudio realizado hace poco tiempo en Suecia, donde históricamente existe un sistema de donación voluntaria, demostró que las donaciones de las mujeres disminuían de modo considerable si se les ofrecía un pago a cambio de la donación de sangre, mientras que ello no sucedía en el caso de los hombres. Las donaciones de las mujeres volvieron al nivel original cuando se les dio la oportunidad de que entregasen el dinero recibido a una fundación dedicada a combatir los problemas de salud infantil.

La discusión sobre qué sistema es más efectivo continúa hoy en día, porque quizá hay alguna variable que no tenemos en cuenta que favorece un sistema sobre otro con independencia de si se paga o no por sangre. Pero lo que parece evidente es que no está tan claro como habíamos creído siempre que el dinero proporciona una mayor implicación de la gente en una causa como donar sangre (y en otras tantas).

Parece que, además del deseo de dinero, hay otras motivaciones, como las necesidades emocionales, las motivaciones o conexiones sociales y los compromisos morales. Todas esas fuerzas tiran por lados independientes, a veces en conflicto entre sí.

Economistas como Bruno Frey y Samuel Bowles, y psicólogos como Edward Deci y Richard Ryan han analizado experimentos similares para evaluar este fenómeno en diversos escenarios y en muchos campos diferentes. Los resultados son bastante claros y convincentes. (…) Sabemos gracias a cientos de estudios experimentales que en una situación determinada, cabe esperar que la mitad de la población se comporte de manera cooperativa y generosa, y una tercera parte de la población lo haga de manera egoísta. Por lo tanto, lo que realmente necesitamos son sistemas que aprovechen tanto las motivaciones sociales como las egoístas, evitando al mismo tiempo que estas últimas excluyan a las primeras.

 

Fuente: www.xatakaciencia.com

Ilusión de la mano de goma…

Un grupo de psicólogos de Pensilvania (Estados Unidos) descubrió una ilusión curiosa, conocida como “ilusión de la mano de goma”.

Los investigadores se dieron cuenta de que si ponemos una mano de goma delante de nosotros y, a la vez, tapamos uno de nuestros brazos de manera que parezca que la mano de goma es parte de nuestro cuerpo, cuando alguien nos acaricia la mano de goma, sentiremos que nos están acariciando la mano real.

 

 

La ilusión de la mano de goma no solamente se convirtió en un truco para los ilusionistas, sino que fue un hallazgo importante porque permitió comprender cómo la vista, el tacto y la propiocepción (es decir, el sentido de la posición del cuerpo) se combinan para crear una sensación convincente de la propiedad del cuerpo, uno de los fundamentos de la autoconciencia.

Los científicos han descubierto que a mayor intensidad con las que se experimenta la ilusión de la mano de goma, por ejemplo al golpearla con fuerza, existe una mayor actividad en la en la corteza premotora y en la corteza parietal del cerebro. Estas áreas son responsables de integrar la información sensorial y de movimiento. Pero claro, no es lo mismo acariciar la mano que golpearla. Y a pesar de que los individuos que han realizado experimentos con la mano de goma son conscientes de que dicha mano no forma parte de su cuerpo, las regiones cerebrales que se activan con el miedo y la amenaza, y que corresponden a la huida, también se activan más.

 

¿Qué ocurre con la mano auténtica que está escondida?

Otro hallazgo interesante es el que fue llevado a cabo por un grupo de científicos de la Universidad de Oxford, que quisieron saber qué le ocurre a la mano que se esconde durante el experimento. Si el cerebro reacciona a la mano de goma, ¿también reacciona a la mano que está escondida? Pues parece ser que, justo cuando el cerebro falsamente reconoce la mano de goma como suya, la temperatura de la mano auténtica, que se encuentra escondida, desciende. En cambio, el resto del cuerpo sigue siendo la misma.

Además, cuando el experimentador estimula la mano escondida, el cerebro del sujeto tarda más en responder que cuando se toca la otra mano auténtica. Estos resultados parecen demostrar que, cuando el cerebro piensa que la mano de goma es una mano auténtica, se olvida de la otra mano.

Fuente: https://psicologiaymente.com

Capitán de ascensor…

En la cultura japonesa, incluso el orden en que las personas entran en el ascensor les impone ciertas obligaciones. Por lo tanto, en tales bagatelas, los japoneses siempre tienen armonía y orden, y todos conocen tanto su papel como su lugar.

Todos han estado en esta situación: tienes que esperar a alguien que corre hacia el ascensor, pero nadie puede decidir quién sostendrá la puerta. Como resultado, la puerta se cierra, la persona no tiene tiempo. En Japón, también hay reglas para este caso. Para hacer esto, se les ocurrió un deber: el capitán del ascensor.

  • 1. Si eres el primero en entrar en un ascensor vacío, eres el capitán del ascensor.
  • 2. Como capitán del ascensor, párese junto al panel de control y mantenga presionado el botón de apertura de la puerta o las puertas hasta que todos entren en la cabina.
  • 3. Tan pronto como entre la última persona, suelte el botón de apertura de la puerta y presione inmediatamente el botón que cierra las puertas. Sosténgalo hasta que se cierren. Si alguien más quiere meterse, el procedimiento se cancela.
  • 4. Como capitán, tienes que mantener la puerta en cada piso donde se detiene el ascensor. Es necesario realizar operaciones de forma rápida y precisa, se requiere habilidad.
  • 5. Si llegas a tu piso, eres el último en salir, como un capitán de un barco. Mantienes la puerta abierta para todos hasta el final.
  • 6. Ahora la persona que está más cerca del panel de control se convierte en el capitán. El nuevo capitán sostiene la puerta hasta que el viejo sale del ascensor.

En general, si es su primera vez en Japón y no tiene suficiente experiencia (o no tiene mucha reacción), simplemente no entre primero en el ascensor y manténgase alejado de los botones.

Fuente: www.pictolic.com

Slumdogs…

Están sentados en la acera, delante de una tienda de electrodomésticos, y miran hipnotizados la pantalla donde pasa un capítulo de Talking Tom, el dibujo de los niños de la India, y así se olvidan un rato de que les han condenado a ver la vida en el escaparate. A su lado está el gerente del establecimiento. Cada noche hace lo mismo: los niños llegan al atardecer y él les pone los dibujos. Luego se van hasta el día siguiente, fieles como los gatos de la ciudad.

La escena sucede en Chennai, capital de Tamil Nadu, «la tierra de los Tamiles», el estado más meridional de la India. La tienda se llama Darling Electronics y al encargado lo elogian por su gesto. Pero de los niños no se conocen sus nombres. A la niña de verde y al niño de los harapos solo se les ve de espaldas, y el autor del vídeo no explica qué ocurre con ellos cuando se acaban los dibujos animados. Puede que sean habitantes de las chabolas, un tercio de la población de Chennai. Slumdogs: perros de arrabal, animales divinos.

La piedad del gerente de la tienda de electrodomésticos conmueve a las redes sociales mientras el mundo gira a su ritmo. En la India, uno de cada cinco niños vive en la pobreza. Hace quince años eran más, celebra la ONU, pero el hambre sigue llenando cien millones de estómagos infantiles en un país que quiere ser un polo de prosperidad tecnológica.

Fuente: https://lasoga.org/

Viernes 13…

En martes 13 ni te cases ni te embarques” es una frase archiconocida en los países de habla hispana. La fobia a los martes o viernes que caen en este número es una superstición que algunos creen, otros ridiculizan y muchos simplemente ignoran. Su origen se encuentra en una serie de referencias que se remontan a la mitología de la Antigüedad, a las religiones abrahámicas y a algunas coincidencias históricas.

El número 13 de por sí ha tenido connotaciones negativas en muchas culturas, principalmente vinculadas a la religión. En la Cábala judía son 13 los espíritus malignos; la cifra se asocia también al carnero, la víctima que Abraham debía sacrificar a Dios, y es por lo tanto un número de la muerte. El cristianismo tiene tres malos augurios al respecto: trece eran los asistentes a la Última Cena, se cree que Jesús fue crucificado en un viernes 13 y finalmente, cuando se escribió el Libro del Apocalipsis, el Anticristo aparece en el decimotercer capítulo. Incluso en la mitología vikinga encontramos una referencia a la calamidad del número 13, ya que se asociaba a Loki, un dios traicionero y caótico, por lo que esta cifra se consideraba poco fiable.

La asociación del martes 13 con la desgracia proviene de la divinidad romana que da nombre a este día: Marte, el señor de la guerra. Los romanos se tomaban muy en serio la influencia de los dioses en su vida cotidiana, por lo que uno violento y causante de conflictos como él no era el más indicado para presidir bodas, negocios u otras actividades que requirieran buenos auspicios. La combinación del martes y el trece como una fecha de mala suerte provendría de la fusión de la tradición romana con la cristiana

Por su parte, un viernes 13 fue la fecha en la que, según la tradición, fue crucificado Jesús. A este episodio se suma uno que efectivamente aconteció en dicha fecha, en concreto el 13 de octubre de 1307: el inicio de la persecución contra los caballeros templarios, que acabaría con la destrucción de la orden. La fobia al viernes 13 está más extendida por la mayoría de países europeos y, por influencia cultural, en los de América, mientras que el martes 13 es más específico de los países hispanohablantes y unos pocos más.

Fuente: https://historia.nationalgeographic.com