Las 3 suposiciones del debate…
La primera es la Suposición de la Ignorancia. Dado que pensamos que nuestras creencias se basan en hechos concluimos que la gente la cual no está de acuerdo con nosotros simplemente no ha sido expuesta a la información adecuada, y que si les exponemos a ella, automáticamente, se van a pasar a nuestro bando. Esta suposición está extraordinariamente extendida, los religiosos evangelistas, los activistas políticos, y los Gobiernos, por citar sólo algunos, tienen la convicción de que puedes cambiar las creencias de la gente educándoles sobre los asuntos que sea. Pero esta suposición es muy ingenua. La ignorancia no es, la mayoría de las veces, un vacío que hay que rellenar sino un muro mantenido activamente, la mayoría de las veces por mecanismos inconscientes (hablo del nuevo inconsciente, no del de Freud). También podría ser que, una vez examinados los hechos, contradigan nuestras creencias , no las del adversario, o que los hechos sean los suficientemente ambiguos para admitir múltiples interpretaciones. Pero ignoramos esas otras posibilidades. Cuando otra gente rechaza nuestras creencias es que les falta buena información. Cuando nosotros rechazamos sus creencias, por supuesto, es en base a buena información y a un buen juicio.
Cuando la Suposición de Ignorancia nos falla, y la gente de forma cabezona mantiene sus desacuerdos con nosotros después de que les hemos iluminado e ilustrado sobre el tema, pasamos a aplicar la Suposición de la Idiotez. Concedemos que nuestro oponente conoce los hecho pero no tiene cerebro para comprenderlos. Kathryn Schulz en su libro Being Wrong cuenta el caso de una abogada de izquierdas, criada en un ambiente progresista y educada en una escuela liberal, que al final acudió a la Facultad de Derecho de Yale y que entonces se encontró con gente que no estaba de acuerdo con ella y, sin embargo, eran increíblemente inteligentes. Le contaba a Kathryn que , aunque parezca ridículo, no fue hasta entonces que se dio cuenta de que los conservadores podían ser inteligentes. Pero, evidentemente, esto nos pasa a todos…piensa en las veces en que todos pensamos: ¿“pero qué tipo de idiota podría creerse…”?
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