Vacunas…

Hace 40 años que la viruela se eliminó de la faz de la Tierra, el 11 de septiembre de 1980 se dio por erradicada esa enfermedad que durante siglos dejó un reguero de muertes por todo el mundo, a excepción de algunas muestras conservadas en dos laboratorios, uno de Estados Unidos y otro de Rusia. Por ahora se trata de la única enfermedad humana que ha sido totalmente erradicada, aunque la sigue muy de cerca la polio. Tanto una como otra han podido enfrentarse gracias a las vacunas.

Se calcula que el ser humano tuvo sus primeros encontronazos con el virus Variola, causante de la viruela, allá por el año 10.000 a.C. De hecho, la mortalidad llegó a ser tan alta que se dice que en algunas culturas estaba prohibido poner nombre a los niños hasta que se comprobara que pasaban la enfermedad.

Sobran los motivos para que los médicos de todas las épocas mostraran una gran preocupación por esta patología, que empezaba con dos semanas de fiebre y letargo y después iba sembrando poco a poco la piel de los pacientes de pústulas.

Pero, lamentablemente, no todos lograron dar con tratamientos efectivos contra el problema. Es el caso del doctor Thomas Sydenham, cuyo protocolo consistía en mantener a los pacientes en habitaciones sin fuego, con las ventanas abiertas y la ropa de cama por debajo de la cintura, mientras consumían doce botellas pequeñas de cerveza cada 24 horas. Más allá de lo atractiva que pueda resultar a algunas personas la última parte del tratamiento, este no daba ningún tipo de resultado.

Lo que sí parecía funcionar era la variolación, un procedimiento que se había practicado tradicionalmente en la India, China y África y que no se introdujo en Europa hasta el siglo XVIII. Consistía en tomar con una lanceta un poco de los fluidos del interior de una pústula madura e introducirlos bajo la piel de brazos o piernas en personas que aún no hubiesen pasado la enfermedad. El procedimiento a veces evitaba que las personas inoculadas enfermaran, pero otros generaba complicaciones, como la aparición de infecciones, ya fuese por la propia viruela o por otras enfermedades, como la sífilis.

De Turquía a Inglaterra

En 1721, la aristócrata Lady Mary Wortley Montague insistió en que la variolación se introdujera en Inglaterra.

Ella misma había pasado la enfermedad durante su juventud y había visto fallecer a su hermano por el mismo motivo. Por eso, cuando su marido fue destinado a Turquía como embajador, quedó maravillada al ver a las mujeres turcas practicar esta técnica. En cuanto lo vio, ordenó al cirujano de la embajada que llevara a cabo el procedimiento con su propio hijo, de 5 años de edad. Más tarde, a su vuelta a Londres, el galeno repitió el procedimiento, esta vez con su hija, que por aquel entonces contaba 4 años.

Ninguno de los niños enfermó, por lo que la noticia llegó a oídos del rey, quien dio su aprobación para que se comenzara a experimentar con la técnica. Primero se llevó a cabo con varios prisioneros, a los que se les dio la opción de librarse de sus condenas si se dejaban inocular. Después se practicó con niños huérfanos. En todos los casos fue un éxito, como también lo fue posteriormente con algunos miembros de la aristocracia inglesa.

Muchos médicos comenzaron a practicarla a gran escala, por lo general con buenos resultados, aunque en un 2%-3% de las intervenciones los pacientes morían, ya fuera por viruela o por otras infecciones. Aun así se consideraba que valía la pena el riesgo.

Perfeccionando la técnica

La variolación siguió extendiéndose por Europa e incluso se exportó al entonces conocido como Nuevo Mundo. Pero seguía sin ser una técnica del todo segura.

Y no lo fue hasta la llegada de Edward Jenner. Este médico inglés había escuchado numerosas historias de lecheras que tras contraer la viruela bovina mientras ordeñaban al ganado quedaban protegidas de la viruela humana, mucho más letal.

En 1796, se puso en contacto con una joven lechera que aún tenía frescas las pústulas características de la viruela bovina. Esta dio su permiso para que tomara muestras de las mismas, con las que posteriormente el científico inoculó a un niño de 8 años, James Phipps. Pocos días después el pequeño desarrolló fiebre y algo de malestar, pero en poco más de una semana estaba perfectamente. Dos meses después, Jenner repitió el procedimiento con el mismo niño, que esta vez ya no manifestó ningún síntoma.

Con la vacuna de la viruela nació el proceso de vacunación, cuyo nombre procede precisamente de las vacas que portaban el virus con el que se infectaban las lecheras de las que se extraían las muestras.

De la vacuna de la viruela a la actualidad

El procedimiento usado por Jenner hoy no habría pasado ni mínimamente los requerimientos de un comité de bioética. Tampoco lo habría hecho el de Pasteur, quien también utilizó a un niño como “conejillo de indias” durante el desarrollo de la vacuna de la rabia. Aunque en este caso el pequeño había sido mordido por un perro rabioso y el experimento podría ser su única salvación.

Afortunadamente, los tiempos han cambiado y hoy en día no es necesario inocular huérfanos para probar la eficacia de una vacuna. Por desgracia, el cambio de los tiempos también ha fluido en otras direcciones menos positivas. Y es que, mientras que en el siglo XVIII había personas dispuesta a administrarse los fluidos de las pústulas de un enfermo, sabiendo que podían contraer la propia enfermedad que querían evitar o incluso una peor, hoy en día hay quien se niega a ponerse las vacunas más seguras de nuestra historia.

Fuente: https://hipertextual.com

Habeas Corpus…

La pretensión del «Habeas Corpus» es establecer remedios eficaces y rápidos para los eventuales supuestos de detenciones de la persona no justificados legalmente, o que transcurran en condiciones ilegales. Por consiguiente, el «Habeas Corpus» se configura como una comparecencia del detenido ante el Juez; comparecencia de la que proviene etimológicamente la expresión que da nombre al procedimiento, y que permite al ciudadano, privado de libertad, exponer sus alegaciones contra las causas de la detención o las condiciones de la misma, al objeto de que el Juez resuelva, en definitiva, sobre la conformidad a Derecho de la detención.

La eficaz regulación del «Habeas Corpus» exige, por tanto, la articulación de un procedimiento lo suficientemente rápido como para conseguir la inmediata verificación judicial de la legalidad y las condiciones de la detención, y lo suficientemente sencillo como para que sea accesible a todos los ciudadanos y permita, sin complicaciones innecesarias, el acceso a la autoridad judicial.

En fin, la ley está presidida por una pretensión de universalidad, de manera que el procedimiento de «Habeas Corpus» que regula alcanza no sólo a los supuestos de detención ilegal –ya porque la detención se produzca contra lo legalmente establecido, ya porque tenga lugar sin cobertura jurídica–, sino también a las detenciones que, ajustándose originariamente a la legalidad, se mantienen o prolongan ilegalmente o tienen lugar en condiciones ilegales.

Fuente: Ley Orgánica 6/1984, de 24 de mayo, reguladora del procedimiento de «Habeas Corpus».

Inmunidad de grupo…

La inmunidad de grupo o rebaño es lo que nos permite eliminar virus mediante el uso de vacunas. El porcentaje de población que es necesario vacunar para alcanzar la inmunidad de grupo se calcula en base al índice reproductivo básico (R0), que consiste en el promedio de personas a las que cada persona con el virus infectaría en condiciones normales o sin ningún tipo de intervención sanitaria o gubernamental, teniendo en cuenta la capacidad de infección de la enfermedad y su forma de propagación.

Numerosas enfermedades han sido erradicadas en muchos países gracias a la inmunidad de grupo a través de los programas de vacunación. Sin embargo, la inmunidad de rebaño no es algo que se pueda conseguir dejando que el virus se propague de forma natural.

Pongamos como ejemplo el sarampión, una enfermedad causada por un virus que ha existido en los seres humanos durante siglos. Se trata de una enfermedad altamente infecciosa con un R0 de 15, lo que significa que un niño con sarampión puede infectar de media a otros 15. Por lo tanto, alrededor del 95% de las personas necesitan ser resistentes a la enfermedad para que toda una población alcance la inmunidad de grupo.

La mayoría de las personas que se recuperan de una infección por sarampión producen una buena respuesta inmunológica que les protege durante el resto de su vida. Pero aún así, antes de que existiera la vacuna, el sarampión era una enfermedad infantil muy común. Cada nueva generación de niños era susceptible y no había suficientes personas que se volvieran inmunes de forma natural como para producir la inmunidad de grupo.

Los científicos creen que el valor R0 del SARS-CoV-2 está entre 4 y 6, algo similar al del virus de la rubeola. El porcentaje de vacunación necesario para crear inmunidad de grupo y erradicar la rubeola es del 85%.

Otros coronavirus (incluyendo el Sars, el Mers y algunos virus del resfriado común) no producen una respuesta inmunológica permanente como es el caso del sarampión. Según algunos estudios sobre la COVID-19, incluso en los lugares donde se han concentrado un gran número de casos y fallecimientos durante los últimos meses, menos del 10% de la población muestra signos de contar con una respuesta inmunológica contra la infección.

Es algo que sugiere que los índices naturales de resistencia al virus están muy lejos del 85% necesario para la inmunidad de grupo. Por lo tanto, sin vacuna el virus podría volverse endémico, presente de forma permanente entre la población al igual que los coronavirus que causan los resfriados.

Fuente: https://magnet.xataka.com

Ampliación: ¿Inmunidad de grupo mediante vacunación? No resulta tan sencillo…

Hiroshima y Nagasaki…

El piloto del bombardero B-29 Enola Gay, que lanzó Little Boy sobre Hiroshima, el coronel Paul Tibbets bautizó el avión con el nombre de su madre.

La defensa aérea nipona detectó la llegada de los B-29 que lanzaron las bombas con suficiente antelación pero como se trataba de escuadrones muy pequeños, de tan solo 3 y 2 aviones, consideraron que no podían hacer mucho daño o que tal vez eran aviones de reconocimiento, por lo que no enviaron cazas para interceptarlos.

Little Boy estaba fabricada con todas las reservas mundiales disponibles de uranio enriquecido en esa fecha.

Los días previos, la aviación estadounidense había estado lanzando panfletos desde el aire instando a la población civil a que abandonasen las ciudades, ya que iban a ser aniquiladas. Los panfletos fueron considerados como propaganda y contar la verdad no funcionó.

El punto más seguro de Hiroshima, a pesar de estar a tan solo 300 metros de la zona cero, fue la cámara blindada del banco Teikoku, construida por la empresa norteamericana Mosler Safe Company en 1925. La puerta acorazada quedó chamuscada por fuera pero todo el interior se conservó intacto.

Hubo unos 165 japoneses a los que les cayó encima la bomba atómica de Hiroshima, sobrevivieron, se trasladaron a Nagasaki y les volvió a caer encima la segunda, Fat Man, sobreviviendo de nuevo, convirtiéndose en doble hibakusha. El caso mejor documentado es el del ingeniero Tsutomu Yamaguchi.

Vestir de blanco incrementaba las posibilidades de salir con vida: El estudio de las heridas en los hibakusha demostró que la radiación termal es reflejada por los colores blancos y atraída por los colores oscuros. Las personas que iban con camisa a rayas el día de los ataques, quedaron con la piel quemada a rayas.

Contrariamente a la creencia popular, las sombras de personas que quedaron grabadas en suelo y paredes, no son a causa de que la víctima quedase vaporizada inmediatamente por la explosión. Tal efecto hubiera sido imposible. Se calcula que el calor generado por la explosión era de entre 3.000 y 4.000ºC, temperatura que hubiera dejado huesos o cuerpos carbonizados, como sucedió en la realidad. Los cuerpos de las víctimas que dejaron las sombras de la muerte en Hiroshima, fueron retirados en algún momento tras la explosión.

En primer plano de la imagen, la Cámara de Industria y Comercio, también llamada coloquialmente la cúpula Genbaku. El edicifio aguantó la detonación ya que Little Boy estalló casí encima, por lo que las columnas aguantaron la fuerza de la onda expansiva hacia abajo. Actualmente es parte de un museo dedicado a la paz mundial.

Hiroshima y Nagasaki no fueron los bombardeos más graves de la SGM: Causaron todavía más víctimas el bombardeo incendiario de Tokyo, el 9 y 10 de marzo de 1945, con 120.000 bajas o el bombardeo intensivo de Hamburgo, con 42.600 víctimas, más que las inmediatas de Hiroshima. Por comparación, en la matanza de Nanking, las tropas imperiales habían aniquilado a entre 100.000 y 300.000 civiles chinos.

Fuente: http://col2.com/

Cortar, copiar y pegar…

Lawrence G. «Larry» Tesler inventó un proceso por el cual se podría capturar texto y enviarlo a una memoria interna de la computadora. Fue la compañía Apple quien popularizó los mecanismos de copiar, cortar y pegar en sus sistemas operativos y aplicaciones, a través de la computadora Lisa y Macintosh a principio de los años 1980.

Ya en ese momento se asoció estas acciones con las letras correspondientes para sus atajos rápidos de teclado que más tarde adoptaría también Windows:

    • Ctrl+X: para cortar, debido a la forma en tijera de esta letra.
    • Ctrl+C: para copiar, por ser la inicial de «copiar».
    • Ctrl+V: para pegar, por proximidad en el teclado a las otras dos. La forma de la ‘V’ recuerda a la de un tubo de pegamento.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Cornamentas y genes del cáncer…

Las astas del ciervo pueden crecer más de 20 centímetros en una quincena. Las células que dan lugar a estos apéndices se encuentran entre las de más rápido crecimiento en el reino animal y, según un estudio recién publicado en la revista Science, involucran una variedad de genes que se encuentran en otro tipo de células de división rápida: las cancerosas.

De hecho, los genes que estas cornamentas expresan o utilizan son más similares a los usados por las células de osteosarcoma (un cáncer de hueso) que a los de un tejido óseo saludable. Sin embargo, los venados presentan una quinta parte de la tasa de cáncer de otros mamíferos, quizá porque las células de sus astas también expresan con firmeza varios genes supresores del cáncer. Comprender cómo los ciervos le dan un buen uso a la genética del cáncer podría ayudar a descubrir tratamientos oncológicos en otras especies, incluidos los humanos.

Fuente: National Geographic (Abril 2020)

Tarántulas…

La tarántula no es peligrosa para el ser humano. Como lo oyes. Ahora bien, mucho cuidado. No ser peligrosa no quiere decir no ser inocua:

En primer lugar, la tarántula no te va a morder a menos que la molestes. Es ésta una norma general que se cumple en todo el Reino Animal. Si ves una tarántula por ahí puedes acercarte a verla porque no te va a saltar a la yugular. Si ella se siente amenazada por ti, lo primero que va a hacer es adoptar la «posición defensiva»: levantará las patas delanteras mostrándote los quelíceros. Esto es sólo una advertencia, es como decirte: «Eh tú, largo de aquí, que corra el aire». Pues tú te vas y santas pascuas. Y no tiene más misterio.

Ahora bien, si no me haces caso y te pasas de lista con la tarántula y te muerde finalmente, tranquila que no te vas a morir. Te diré lo que te va a pasar. Lo primero que vas a sentir es un fuerte dolor, eso no te lo voy a ocultar y no te lo va a quitar nadie (y te ayudará a aprender la lección). Piensa que unos quelíceros de 2 centímetros (4 en el caso de la tarántula Goliat) se van a hundir en tu piel y eso duele. Y mucho. Pero pasado este dolor no notarás más que si te hubiera picado una abeja:  una inflamación y un enrojecimiento en la zona de la mordedura pero no va a suceder ningún tipo de reacción general en tu cuerpo. A diferencia de otras arañas, la mordedura de la tarántula tampoco tiene efectos necrotizantes y no te quedará cicatriz alguna.

El tratamiento para la mordedura de una tarántula debe ser lavar la zona con agua y jabón (para evitar posibles infecciones bacterianas, que no deja de ser una herida), poner hielo en la hinchazón para bajarla, y tomar algún analgésico para el dolor. Sólo en caso de algún tipo de alergia previa un médico podría recetar algún medicamento. Y eso es todo.

El veneno de la tarántula, como el de cualquier araña, tiene efectos paralizantes y contiene toxinas que actúan tanto en el sistema nervioso central como en el periférico. De entre éstas, la acilpoliamina actúa para provocar una parálisis rápida. Todo esto puede sonar terrorífico pero como has visto la Naturaleza no pierde tiempo ni energías y este veneno no te provoca más que una dolorosa inflamación, pero mata a un ratón en hora y media.

Evolutivamente hablando, el veneno tiene correspondencia con su dieta habitual. No tiene mucho sentido que disponga de un veneno homicida si normalmente no captura ni se come seres humanos. Lo normal es que el veneno sea efectivo contra presas que habitualmente consume. Las tarántulas son maravillosas máquinas de depredar organismos pequeños. Tienen su papel ecológico.

Fuente: https://cronicasdefauna.blogspot.com

El «derecho al pataleo” y “calentar el asiento”…

Los estudiantes de clases acomodadas ocupaban las mejores lugares, siempre sentados, y los de clases más humildes, muchos de ellos criados de los anteriores, se veían obligados a situarse en las últimas filas y de pie. Éstos, en los fríos inviernos salmantinos, solían llegar antes a clase para calentar los bancos de sus señores sentándose en ellos («calentar el asiento«). Ya se decía “estudiante sin blanca, de criado de un estudiante rico va a Salamanca”. Cuando llegaban los señoritos y ellos tenían que ir al gallinero, la única forma de entrar en calor era golpear el suelo para calentarse los pies y moverse. Por ello, solicitaron al rectorado que les concediese “el derecho al pataleo” unos minutos antes del comienzo de las clases para entrar en calor. Y se lo concedieron.

Bonus:

Salir por la puerta grande. Atribuido erróneamente a la tauromaquia, se refiere a que los estudiantes que aprobaban salían por la puerta principal, la grande, mientras los que suspendían salían por la puerta de atrás, la de los carros.

Liar (o preparar) los bártulos. De Bártolo, famoso jurisconsulto italiano y profesor de las universidades de Bolonia, Pisa, Padua y Perugia durante el siglo XIV, cuyos libros eran de uso común en las universidades. Los estudiantes de leyes en Salamanca recurrían a él y lo citaban permanentemente, llegando incluso a llevar sus obras escritas en folios y pliegos sueltos, a todas partes. La expresión «liar los bártulos» se relacionaba con el hecho de preparar y atar los libros y apuntes para irse a clase o salir de ella.

Fuente: https://historiasdelahistoria.com

Error GRUB línea comandos reiniciar [F12]…

Si has instalado GNU/Linux en UEFI para configurar un arranque dual, y tras reiniciar te has encontrado con el siguiente error de GRUB:

 

Tres posibles soluciones de mejor a peor si no funcionan:

  • Activar en la BIOS la opción, dentro del apartado BOOT:    Launch pxe oprom    [RECOMENDADO]
  • Si uno de los SO instalados es Windows, configurarlo como predeterminado en la BIOS y usar el gestor de arranque de la BIOS para poder iniciar Linux.
  • Cada vez que arranque el PC, pulsar reiteradamente F12 para poder acceder al menú de GRUB.

 

¡Suerte!

La última lección de Anguita…

Si en estos momentos viniese un extraterrestre a España, o sencillamente un extranjero que nada conociese de nuestra política, y viese las reacciones en medios, redes, mentideros políticos y ciudadanos ante la muerte de Julio Anguita pensaría en su liderazgo en alguna organización política de millones de seguidores.

Este nuevo observador no podría imaginar que, cuando era el líder de una organización política, apenas le votaron ni el 10% de los ciudadanos, la tercera parte de la gente que votaba a Aznar y luego a Rajoy, que ese al que ahora aplauden su coherencia en los periódicos era machacado y destrozado cada día por los medios cuando era coordinador de Izquierda Unida, calificado de iluminado por sus adversarios políticos y, no olvidemos, traicionado cada dos meses por compañeros de su propia organización.

Cualquiera que ahora tenga menos de treinta años no entenderá cómo ese político tan admirado y coherente, y con un discurso tan incontestable, tenía una influencia irrelevante en el sistema por el cuál se decide qué políticos nos gobiernan.

La unánime reacción de aplauso y reconocimiento de la clase política, mediática y la ciudadanía ante la muerte de Julio Anguita será la última lección que nos habrá dado el líder comunista: que existe algo miserable en este sistema político, o quizás en la naturaleza humana, que logra neutralizar al hombre que con su  pensamiento nos muestra la verdad, la dignidad y la necesidad de levantarnos y que en vida de poco o nada le sirve en las urnas. Hay que reconocerlo y decirlo, la decencia de Anguita genera muchas loas y brillantes obituarios, pero en este país por cada uno que le hubiera votado, cien lo habrían hecho a un prevaricador, un estafador, un ladrón o un criminal. Es lo que ha estado sucediendo desde hace cuarenta años. La sociedad española, esa que ahora le aplaude como si todos ahora fuesen seguidores de sus principios, lleva muchos años matando a Anguita con nuestra hipocresía, nuestra insolidaridad, nuestro nihilismo, nuestra frivolidad y nuestro conformismo. Ojalá nos despertara tanta sensación de vergüenza propia como admiración.

Fuente: www.eldiario.es

Ampliación:

Un yogur para cenar…

Conocí a Sandra en 2012 en un edificio de viviendas que fue ocupado por familias desahuciadas en Sevilla capital y que se convirtió en un símbolo internacional de la maldad ideológica del poder financiero. Entre cita informativa y cita informativa, yo me fijaba en una mujer de menos de 30 años que cargaba con tres niños y ninguno superaba los 10 años.

Sandra no era de las más echadas para adelante. Siempre se mantenía en un segundo plano, como preguntándose qué hacía allí una mujer como ella. Acompañada de sus hijos y su marido, tan joven como ella, esquivaba la mirada cuando nos cruzábamos en aquel ir y venir de gente que se convirtió aquel edificio ocupado en defensa del derecho a la vivienda.

Un día, en la fuente donde iba a llenar las garrafas de agua, pudimos hablar un poco más, dentro de los límites de su timidez. En 2010, dos años atrás, su marido llegó a casa con la carta de despido del taller donde trabajaba. A ella, año y medio más tarde, le hicieron lo mismo en la empresa donde limpiaba bloques, escaleras y oficinas.

De pronto, dejaron de entrar ingresos en la casa y se hizo imposible pagar la hipoteca y el resto de recibos. “Llegó un día que tuve que decidir si darle de comer a mis niños o pagar la hipoteca”, me confesó en la fuente una calurosa tarde de septiembre de 2012.

El miedo a que la policía llegara al piso a desahuciarlos hizo que abandonaran la noche antes de la cita del juez para la ejecución hipotecaria. Llamaron a un amigo con una furgoneta y en dos horas recogieron cinco vidas, una historia de amor y el sueño frustrado de criar a sus tres hijos en armonía.

Sandra se fue con los niños a casa de su madre y su marido se marchó solo con su familia, con la idea de buscar una solución que permitiera reagrupar a los cinco nuevamente. Sandra, que por aquellas tendría 30 años, tenía surcos en la cara propios de una señora de 60. Dicen los médicos que nada envejece más que la pobreza y Sandra estaba marcada por el dolor social de una crisis que se había cebado con ella.

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Aplausos…

He vivido con alegría las oleadas de aplausos en los balcones al personal sanitario que más tarde se ha extendido a las cajeras de supermercados, transportistas, auxiliares de ayuda a domicilio y limpiadoras. A pesar de que me parece que ese aplauso nos engrandece como sociedad, porque nos abraza y es la victoria del nosotros frente al yo en tiempos de individualismo neoliberal. Nos querían solos y nos tienen aplaudiendo a nuestros servicios públicos en los balcones. Poético es, qué duda cabe.

Me parece una trampa en la que caemos recurrentemente que, cada vez que un colectivo es víctima de injusticia, la sociedad lo convierte en héroe. Es el truco neoliberal, la ideología que ha arruinado y privatizado nuestros sistemas públicos de salud, para ocultar la desigualdad y llenarnos los ojos de lágrimas con las que no nos dejan razonar.

Detrás de esta mística emocional del capitalismo, que es capaz de convertir en emoción que unos abuelos se tiren tres noches haciendo cola en la puerta de un colegio público para matricular a su nieto, en lugar de denunciar la falta de plazas ofertadas o el privilegio de la educación privada frente a la pública por parte de los gobiernos sujetos al dogma neoliberal.

Impensable sería hace 30 años que estuviéramos hablando de que una médica o un enfermero fueran trabajadores precarios, el eufemismo con el que en la posmodernidad nos hemos dado para llamar a los nuevos pobres generados por esta fase salvaje del capitalismo.

Entre aplauso y aplauso a los sanitarios, cajeras o limpiadoras, poco o nada se ha publicado de sus condiciones de vida, de los contratos de días que van emparedando o de los sueldos de mierda que cobran todos los trabajadores que, de precarios que son, no tienen derecho ni a hacer cuarentena porque son la base fundamental sobre la que se sostiene nuestra vida, aunque el sistema se lo paga con relegarlos a la cola de importancia social.

No he visto ni un solo cartel en redes sociales que pida la subida del sueldo de las enfermeras, médicos, limpiadoras o cajeras de supermercados; no he visto un solo cartel, ni una sola noticia, que explique cómo tiene la espalda y las manos una cajera de supermercado con 45 años después de toda una vida de movimientos repetitivos; nada se ha dicho de que muchas de las auxiliares de ayuda a domicilio, a las que les pagan 4 y 5 euros la hora por cuidar ancianos y personas dependientes, tienen salarios por debajo de los 600 euros al mes, contratos de 25 horas semanales y con jornadas partidas de mañana y tarde.

Espero veros en las calles a todos los que aplaudís ahora, a todos los que pintáis arco iris en las ventanas y gritáis viva España. Espero veros a todos lo que hacéis de policía desde vuestro balcón cuando pasa alguien por la calle. Espero que la exaltación con la que salís a corear a los que se están dejando la vida por nosotros, se convierta en concienciación que nos haga movilizarnos de una vez por nuestros derechos y los de todos.

Porque sois muchos ahora los que hacéis ruido desde vuestro balcón, muchos más de los que he visto nunca en cualquier manifestación para que no arrasaran con nuestros derechos y muchos más de los que jamás han secundado una huelga general en nuestro país para reivindicar no solo pan, sino también dignidad. ¿Dónde estabais entonces cuando tanto os necesitamos? ¿Pasaréis de la arenga y el fervor a la acción y la lucha? Porque está bien animarse, lo hacen todos los jugadores de cualquier deporte o los militares, antes de pasar a la acción. Pero saben que luego viene la acción, que el grito, la palmada al compañero y el enaltecimiento por sí solos no sirven para nada.

Cuando todo esto acabe habrá fiesta, jolgorio y alegría, pero también nos quedará por delante mucha lucha. Lucha por reconquistar los derechos que nos quitaron y por hacer, entre todos, una sociedad mucho más justa en la que el centro seamos las personas, no los beneficios de las empresas para las que somos tan solo un número en su balance de cuentas. Espero veros en las calles entonces, porque con los aplausos no basta.

Fuentes: