Competitividad…

Roger Williamson fue piloto de automovilismo británico, que falleció durante el Gran Premio de los Países Bajos de 1973, su segunda carrera en la Fórmula 1.

Durante la carrera, uno de los neumáticos de Williamson sufrió un reventón, perdiendo así el control del vehículo. El coche impactó contra las barreras a alta velocidad, siendo catapultado a una distancia de 275 metros por la pista para acabar finalmente boca abajo contra las barreras del otro lado del circuito, después de que el depósito de combustible se incendiase debido al roce contra el suelo. David Purley, amigo de Williamson, salió de su propio coche en un intento desesperado de salvar al piloto accidentado. Williamson no había sido herido de gravedad, y se lo llegó a oír gritando a Purley que lo sacara del coche, mientras Purley intentaba en vano voltear el coche volcado.



Los comisarios de la esquina donde había ocurrido el accidente estaban mal entrenados y equipados, de modo que fue el propio Purley quien debió usar el extintor para tratar de apagar el fuego. La vestimenta de los comisarios no era ignífuga, de modo que éstos se limitaron a esperar a que llegase el camión de bomberos mientras la carrera seguía en progreso. El fuego fue relativamente débil durante tres minutos, tiempo suficiente para voltear el coche y sacar a Williamson, pero Purley no podía hacerlo solo. En lo que ha sido considerado como el aspecto más impactante del incidente, uno de los comisarios intentó alejar a Purley de allí mientras Williamson permanecía atrapado e indefenso. Algunos espectadores, ante la indiferencia de los comisarios, intentaron saltar las vallas de seguridad y entrar al circuito, pero les fue impedido por el personal de seguridad, que empleó perros.

Para cuando el camión de bomberos llegó, Williamson había muerto. Los comisarios se limitaron a colocar un manto blanco sobre los restos del coche y dejar que continuara la carrera.4​

La pérdida de Williamson fue representativa de las muertes o lesiones de muchos pilotos de la época, y fue la primera vez que un evento tan trágico era retransmitido por televisión para un público tan amplio. El accidente puso de manifiesto las deficiencias de la seguridad de los Grandes Premios. Niki Lauda declaró tras la carrera que se sentía «extremadamente triste y culpable» de que nadie hubiese podido o querido ayudar a Purley.

Fuentes:

Otohime…

Muchas mujeres japonesas se sienten avergonzadas ante el pensamiento de que alguien pueda oírlas mientras están ocupadas en el retrete. Y para cubrir el sonido de las funciones corporales, han adoptado la costumbre de vaciar continuamente la cisterna mientras usaban el retrete, desperdiciando gran cantidad de agua en el proceso.

Como las campañas de educación no frenaron esta práctica, en los años 1980 se presentó un dispositivo que, al activarse, produce el sonido del agua al caer sin necesidad de gastarla realmente. Un nombre comercial común es el de Otohime (音姫), la bella hija del rey del mar.

Este dispositivo se instala frecuentemente en los baños femeninos de reciente construcción, y muchos baños antiguos también han sido actualizados. Puede ser o bien un dispositivo separado que funciona con pilas instalado en la pared junto al inodoro, o estar incluido en el washlet. Se activa pulsando un botón o moviendo la mano frente a un sensor. Al activarse, se produce un fuerte sonido similar al de vaciar una cisterna. El sonido para al cabo de un tiempo predeterminado o se puede parar con una nueva pulsación del botón. Se estima que ahorra unos 20 L (litros) de agua por uso.

Sin embargo, algunas mujeres piensan que el otohime tiene un sonido artificial y prefieren seguir vaciando la cisterna. De momento, parece que no hay demanda de estos dispositivos en los baños masculinos, por lo que raramente están instalados en ellos.

Fuente: https://es.wikipedia.org

Numeración callejera…

Primero, hay que saber que de forma general cada ayuntamiento tiene libre elección en los sistemas de numeración callejera, sin embargo, ciertas reglas se repiten. He intentado recopilar algunos sistemas encontrados navegando por ahí…

Este esquema es el más común en Europa. Números pares de un lado, impares del otro. La numeración empieza de forma creciente en el extremo de la calle más cercano al centro del pueblo (lo que me parece lo más lógico), el ayuntamiento, un posible río o un elemento representativo de la ciudad…

 


Aquí nos encontramos en una ciudad marítima o en una isla… La numeración empieza de forma creciente en el extremo de la calle más cercano al mar. Canarias tiene esta lógica.

 

En este caso, la numeración de la calle depende de los metros que separan los edificios de un punto de partida dado. Un sistema común en América y en ciertos pueblos de Francia. Donde viven mis padres, el punto de partida es sencillamente el principio de la calle.

 


Haaaa… Aquí cambiamos bastante la lógica. Ya no importa que los números sean pares o impares. En Berlín, usan el sistema llamado ‘herradura’: los números se siguen en la misma acera, y llegado al final de la calle, cambiamos de acera y vamos en el sentido inverso para seguir con la numeración… No se puede decir que al nivel práctico sea lo mejor…

 


Color negro: Casas y edificios de particulares. En rojo: Los negocios. Ese es el sistema instaurado en Florencia, Italia…

 


Y ese es el que más gracia me hace y me asusta al mismo tiempo: la numeración depende de la fecha de construcción del edificio… Made in Japón… Ya entiendo porqué en las imágenes urbanas que vemos de ahí, las calles están llenas… Todo el mundo está buscando el número del sitio de su destino.

 

Fuente: www.cuartoderecha.com