Aquel que no conoce la historia, está condenado a repetirla…

GaldósLos dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos…

Benito Pérez Galdós, reflejando la España del turnismo de finales del s. XIX en Episodios Nacionales, Episodio 46 – Cánovas (1912)

La felicidad: el saldo cero…

Libro cuentasEscribir en un papel el DEBE, el HABER y el SALDO de mi propia vida a modo de examen de conciencia, o de juego, o como quieras llamarlo. Compré uno de esos libros de contabilidad y comencé a darle vueltas. En el DEBE, mis logros: en esa columna escribiría todo lo que he conseguido hasta la fecha; aquellos méritos de los que estoy orgulloso. En la columna de HABER, todo lo pendiente. Lo que me queda por hacer o me gustaría hacer y aún no he podido o bien todos esos defectos que tanto me cuesta pulir. Todos nacemos con SALDO negativo y las columnas vacías. Crecemos y el HABER se convierte en DEBE y el SALDO va engordando. Lo suyo sería cuadrar mis cuentas y alcanzar un SALDO cero. Creo, supongo, que la felicidad es eso. El SALDO cero.

Fuente: http://blogs.20minutos.es/nilibreniocupado

¿Y quién es uno?

¿Y quién es uno? Pues no se sabe muy bien. Porque como uno se va haciendo a lo largo de la vida, va cambiando de una manera o de otra. Pero en el interior de cada uno, siempre que se haya aprendido a pensar libremente, hay una especie de brújula que, si bien muchas veces no nos dice lo que tenemos que hacer, casi siempre nos dice lo que no tenemos que hacer. Y esa voz interior hay que saber escucharla. Uno va andando, vacilando, dice: voy a ir por aquí, y se encuentra con que la brújula le dice que no. Y así, titubeando, llega uno a los 96 años. A mí me preguntan ¿qué piensa usted de usted mismo? Pues que he llegado a ser un aprendiz de mí mismo bastante bueno. Me parezco bastante a lo que yo quería hacer con José Luis Sampedro. No es una gran cosa, ni mucho menos, pero para mí significa mucho llegar a ser lo más parecido a lo que quería ser.

Fuente: www.jotdown.es