Judio, Israelita, Hebreo, Sionista e Israelí…

Palestina1 – Judío:

El judío o judía es la persona que practica la religión conocida como Judaísmo. El Judaísmo es una religión que tuvo su origen con la revelación divina de la Toráh sobre el monte Sinaí a un grupo de tribus hebreas. Judío es quien profesa esta religión sin importar de qué raza sea. El compromiso único y fundamental del judío es sólo con Dios, y ese pacto entre el judío y Dios está contenido en la Toráh o Pentateuco. Según la Toráh y otras escrituras sagradas del Judaísmo, los judíos fueron exiliados de Palestina (antes Canaán) hace más de mil años por voluntad divina, en castigo por el abandono de sus deberes religiosos para con Dios. Los judíos tienen desde entonces mortalmente prohibido acercarse a la zona del Monte del Templo, donde antiguamente estaba el Sanedrín o Templo en el tiempo de los Macabeos, y tanto la Toráh como el Talmud prohíben al pueblo judío formar un Estado o un país propio o forzar el fin del exilio. Ellos creen que su exilio terminará pacíficamente con la venida del Mesías, en una época ideal en que todos los pueblos del mundo se unirán en paz al servicio del Creador.

2 – Israelita:

Adjetivo. Término proveniente de la Biblia con el que se ha designado históricamente al pueblo judío.

3 – Hebreo

Gentilicio con el que se designa históricamente a un pueblo nómade del desierto oriundo de Oriente Medio. Los hebreos son una etnia, raza o pueblo, con patrones genéticos y rasgos físicos propios y distintivos del resto de los pueblos. Se asume generalmente que la mayoría de los hebreos son de religión judía, pero la verdad es que una gran parte no lo son, quizás hoy en día la mayoría. Y así como hoy en día el grueso de los musulmanes no son árabes, de la misma manera muchos judíos no son hebreos, como también muchos hebreos no son judíos sino que son ateos, cristianos, sionistas, comunistas, o musulmanes. Se puede ser hebreo perfectamente sin ser judío, no practicando el Judaísmo; y se puede naturalmente ser judío sin ser hebreo, convirtiéndose al Judaísmo y siendo de cualquier otra raza, como en el caso de las comunidades negras de judíos en Etiopía. Continue reading «Judio, Israelita, Hebreo, Sionista e Israelí…»

Prime: Nvidia Optimus para Linux II…

PrimeActualmente la mayoría de los portátiles cuentan con 2 gráficas, una de gama media orientada a un bajo consumo de batería, y otra de altas prestaciones pensada para aplicaciones de alto rendimiento. La gestión de las mismas se realiza gracias a una tecnología conocida como Nvidia Optimus, encargada de cambiar entre los dos adaptadores gráficos de forma transparente en función de las necesidades. El problema comienza cuando llegamos a Linux…ya que dicha tecnología aún no ha sido implementada.

¿Consecuencias? Una llamativa disminución de la autonomía de la batería al instalar Linux en nuestro portátil, fruto de encontrarse activa de forma predeterminada y única la gráfica de altas prestaciones, lo que puede llegar a afectar en más de un 50% a la duración de la misma.

Para solventarlo existe un proyecto de software libre cuya configuración ya tratamos en el blog llamado Bumblebee, el cual nos ofrece soporte para alternar entre las tarjetas gráficas, si bien la detección e intercambio de manera automática aún no está disponible. Pero en esta ocasión vamos a prestarle atención a PRIME, que viene a ser la misma idea que Bumblebee pero usando el driver privativo de NVIDIA y realizando el cambio mediante sus opciones de configuración:

Requisitos mínimos:

  • nvidia-319.1  (en caso de disponer de una versión anterior, seguir el paso 1º)
  • X.org 1.14
  • kernel 3.9

El portátil que vamos a tomar como ejemplo es un Toshiba Satellite L50-A-18R, con una gráfica integrada Intel HD4600, y a mayores la gráfica Nvidia G740M. La distribución de referencia será Linux Mint 17, aunque los pasos a seguir son muy similares en cualquier otro escenario:

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Modelando conductas (EEUU)…

Cerebro moldeadoTradicionalmente, la juventud ha impulsado los movimientos democráticos. En Estados Unidos, uno de los golpes maestros de la élite gobernante ha sido la creación de las instituciones sociales que han subordinado a la juventud estadounidense, quebrado su espíritu de resistencia a la dominación.

La juventud estadounidense parece haber aceptado —incluso en mayor medida que los adultos— la idea de que la corporatocracia puede arruinar sus vidas por completo y que no pueden hacer nada al respecto. Una encuesta de Gallup en 2010, preguntaba a los estadounidenses: «¿Cree usted que el sistema de Seguridad Social será capaz de pagarle algo cuando se jubile?» Entre los encuestados de 18 a 34 años de edad, el 76 por ciento dijo que no. Sin embargo, a pesar de su falta de confianza en la disponibilidad futura de la Seguridad Social, pocos han exigido su fortalecimiento de manera más justa, con impuestos sobre las nóminas de los ricos; en cambio, la mayoría se resigna a que se deduzca más dinero de sus cheques para la Seguridad Social, a pesar de que piensan que no va a durar tanto tiempo como para beneficiarlos.

¿Cómo han subordinado a la juventud estadounidense?

1. La deuda de los préstamos estudiantiles. Las grandes deudas —y el miedo que crean— son mecanismos de apaciguamiento. Cuando fui a la universidad en la década de 1970, no había tasas de matrícula en la City University of New York, era una época en la que las matrículas de gran parte de las universidades públicas de Estados Unidos eran tan asequibles que resultaba sencillo conseguir un BA o un graduado sin acumular deudas por los préstamos estudiantiles. Mientras que esos días han quedado atrás en Estados Unidos, las universidades públicas siguen siendo gratuitas en el mundo árabe y, o bien gratuitas o con tasas muy bajas en muchos países del resto del mundo. Los millones de jóvenes iraníes que corrían el riesgo de recibir un disparo en las protestas por las disputadas elecciones presidenciales de 2009, los millones de jóvenes egipcios que arriesgaron sus vidas a principios de este año para derrocar a Mubarak, y los millones de jóvenes estadounidenses que se manifestaron contra la guerra de Vietnam, todos ellos tenían en común la ausencia de una enorme y apaciguadora deuda sobre sus espaldas provocada por los préstamos estudiantiles.

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