Vaciado de los embalses…

Según el estudio Precios y Costes de la Generación de la Electricidad (Comisión Nacional de Energía, 2008), producir un megavatio hora eléctrico en una central nuclear amortizada costaba en ese año, en el año 2008, año de la publicación de ese informe, dieciocho euros (18 €). Hoy, las centrales nucleares españolas están 13 años más amortizadas que en 2008, cuando fueron publicadas aquellas cifras, por lo que generar un megavatio hora nuclear es presumiblemente más barato aún.

Además, hoy, el uranio, la materia prima con la que las centrales nucleares producen electricidad, cuesta poco más de la mitad de lo que costaba en 2008, porque Fukushima cerró muchas centrales en Japón y en Alemania (dos enormes potencias nucleares), y porque en otras latitudes la solución atómica ha dejado de ser atractiva a los ojos de la opinión pública, todo lo cual ha deprimido muy considerablemente el precio del uranio.

A pesar de todo ello, a pesar de que hoy, producir un megavatio hora nuclear cuesta muy probablemente mucho menos de esos 18 euros en las centrales amortizadas… a pesar de ello, lo estamos pagando a 116,73 euros, lo que implicaría un beneficio de más del 650%.

Los números, con la hidráulica, se salen ya por completo de madre. Según el mismo informe de la CNE, generar entonces (en 2008) un megavatio hora hidroeléctrico en una central amortizada costaba 3 euros. Y volvemos a lo mismo: aunque hoy esas centrales están 13 años más amortizadas, la gran hidráulica también está cobrando la electricidad hoy a 116,73 euros el megavatio. ¿Beneficio por megavatio hora? Más de un 3.800%.

 

¿Cómo infla el precio la hidráulica?

La hidráulica espera, espera y espera en la subasta, sabedora de que esta -la subasta- irá calentándose y encareciéndose. Espera… porque puede esperar: es una energía almacenable, como el carbón, el petróleo o el gas.

Espera, pues, y, llegado un cierto momento, cuando la demanda está a punto de colmarse (hay una demanda de 100 y otras tecnologías ya se han adjudicado 95, por ejemplo), entonces la hidráulica estima “a cuánto puede ofertar el gas para cubrir costes y obtener un margen de beneficio” y, una vez hecha esa estimación, la hidráulica oferta en la subasta un ápice por debajo y se adjudica esos cinco últimos megavatios hora. Por ejemplo, la hidráulica estima que el gas podría ofertar a 116,74 euros el megavatio hora. Pues bien, los señores del agua van y dicen: pues yo puedo generar ese megavatio hora a 116,73 euros… y se lo adjudican.

Cobran 116,73 euros por ese megavatio hora, aunque la hidráulica está produciendo ese megavatio hora a 3 euros. Es decir, que la hidráulica está aprovechando (1) la subida en los mercados internacionales del precio del combustible que utiliza su competidor (el gas natural) y está aprovechando (2) la subida del precio del CO2 en el mercado europeo (el CO2 es otro coste de los ciclos combinados) para hacer el agosto.

Se da la circunstancia además de que los propietarios de las centrales hidroeléctricas (Iberdrola, Endesa y Naturgy) son así mismo propietarios de 15.000 megavatios de potencia en centrales de ciclo combinado (gas natural), por lo que conocen con mucha precisión a qué coste pueden operar para obtener un margen de beneficio suficiente).

Y, ahora, una cuenta muy sencilla: la hidráulica ha colocado en el mercado de hoy 74.275 megavatios hora, según muestra la tabla elaborada por OMIE (el operador del mercado ibérico de electricidad). El coste de generación de todos esos megavatios asciende, según el informe de la CNE, a unos 222.000 euros (74.000 megavatios por 3€ de coste de generación por megavatio). Pues bien el precio que van a cobrar Iberdrola, Endesa y Naturgy por esa electricidad hidro asciende a más de ocho millones y medio de euros. En 24 horas.

Con la nuclear podemos hacer la misma cuenta. Según OMIE, la nuclear ha colocado en el mercado hoy 166.000 megavatios hora. Generarlos le ha costado (a razón de 18€ el megavatio, si nos atenemos a la cifra de la CNE de 2008) casi tres millones de euros. Pues bien, de la venta de hoy obtendrá (a razón de 116,73€ el megavatio) casi 20 millones de euros. En 24 horas.

Según Red Eléctrica de España, que es el operador del sistema eléctrico nacional, actualmente hay en el país 17.098 megavatios de potencia hidráulica. Iberdrola controla 9.715. Endesa, 4.793. Naturgy, 1.951. O sea, que tres empresas manejan los grifos de 16.459 megavatios hidro, el 96,2% del total.

Se da la circunstancia de que los que manejan el grifo de la hidráulica (Iberdrola, Endesa y Naturgy) también son propietarios del 100% de la potencia nuclear (más de 7.000 megavatios) y de 15.000 de los 26.000 megavatios de gas natural que hay instalados en España.

Fuente: www.energias-renovables.com

Cultura vs cualificación…

Si por algo se distingue el ser humano es por su arrogancia.

Vivimos en un mundo en el que toda persona parece tener la obligación de opinar sobre cualquier cosa y posicionarse ante las innumerables polémicas, naturales o interesadas, con las cuales los medios de comunicación nos atiborran diariamente. Ante esa necesidad, muchos se creen capacitados para ejercer ese rol, porque son personas cultas, debido a que disponen de un título universitario que así lo acredita. Qué equivocados estamos.

En la cultura occidental -ya global- se ha convertido en un tópico hablar de lo sorprendente que resulta que ciertas corrientes ideológicas o fenómenos sociales se desarrollen en sociedades avanzadas y, por lo tanto, cultas. Todos habremos leído lo irracional que resulta que el nazismo se pudiese reproducir en una sociedad tan culta como la alemana de los años 30, puesto que era uno de los países más industrializados, técnicamente más punteros y con estándares educativos más avanzados del planeta. De ese modo, traemos a la mente el cliché del oficial de las SS que habla varios idiomas, cita a filósofos y toca el piano pero que es, básicamente, un hijo de puta con balcones a la calle. A esta imagen asociamos la pregunta retórica tradicional ¿cómo es posible que personas tan cultas sean capaces de cometer semejantes aberraciones? La respuesta, como ocurre en multitud de ocasiones, es que no se puede responder de forma satisfactoria a una pregunta que está mal planteada y ya es absurda per se. En otras palabras, hemos construido un falso mito en torno a lo que es una persona culta.

Vivimos en unos sistemas supuestamente democráticos en los cuales se supone que los ciudadanos eligen a sus representantes tras un análisis racional de la realidad. Es, por tanto, necesario que esos ciudadanos sean personas cultas, es decir, con la suficiente capacidad intelectual para tomar las decisiones correctas que afecten a los asuntos públicos, pues de otra forma es evidente que dicho sistema no puede funcionar de forma satisfactoria. Ocurre, sin embargo, que los ciudadanos asocian el concepto de ser personas cultas a ser personas educadas, es decir, que han completado distintos niveles educativos con éxito. De ese modo, alguien con un grado en farmacia y un master, que hable razonablemente bien en inglés, es una persona culta, siendo percibida como tal por sus semejantes y por sí mismo. Ese ciudadano considera, en base a esa cualificación, que está capacitado para opinar sobre los distintos asuntos que conforman eso que denominamos opinión pública. Su opinión sobre el sistema fiscal idóneo en su país es considerada más respetable que la de su vecino, encofrador de profesión, a pesar de que ambos han recibido la misma formación en cuestiones económicas, es decir, ninguna. Dicho graduado también se considera cualificado para opinar sobre el cambio climático, la inmigración, la marcha de Messi del Barça, o la literatura rusa de entreguerras.

Supongamos, además, que a nuestro amigo farmacéutico le va razonablemente bien en la vida. Es una persona de éxito con un poder económico razonable ya que regenta la farmacia heredada de sus padres. En ese caso, al hecho de ser una persona con carrera, se le suma el plus de ser una persona a la que le va bien. Sus opiniones ya no son solo las de una persona culta, sino las de una persona exitosa, por lo cual sus posiciones sobre temas que desconoce por completo están aún más auto-valoradas.

Considero que el problema reside en que seguimos alimentando el mito de que una persona es culta cuando lo que queremos decir es que está técnicamente cualificada en un área concreta. Es por ello que saber tocar el piano no te inmuniza contra el totalitarismo. Lo realmente sorprendente es cómo nos hemos convencido de lo contrario.

Fuente: www.meneame.net

Magdalena de Proust…

Se conoce como la magdalena de Proust​ o también fenómeno de Proust ​o efecto proustiano ​al fenómeno humano memorístico en el cual una percepción (especialmente el olor) evoca un recuerdo o reminiscencia. Ello puede ser un objeto, gesto, imagen u otro elemento del día a día que transporta a la persona a un recuerdo que creía olvidado.

Se caracteriza por ser un fenómeno involuntario y está relacionado sobre todo con la memoria olfativa. Se cree que esta relación entre olfato y memoria se debe a que las emociones y el procesamiento de los olores se encuentran en la misma zona del cerebro, el interior del sistema límbico.

El motivo por el cual el olfato es el sentido que más nos provoca este efecto es que en el pasado teníamos que recordar bien los sitios donde recolectar, qué alimentos podíamos consumir o cuáles no, etc. Para ello, los sentidos se agudizaron y establecieron conexiones con el hipocampo, que es la parte del cerebro donde se almacenan los recuerdos a largo plazo.

El nombre proviene del recuerdo que le provoca el sabor de una magdalena recién hecha mojada en té al protagonista de Por el camino de Swann (el primer volumen de la serie En busca del tiempo perdido), escrita por Marcel Proust en 1913. En las siguientes 3000 palabras del libro, el autor se sumerge en el recuerdo que le provoca el probar la magdalena con té.

Fuente: https://es.wikipedia.org