La guerra de los mundos…

Es con toda seguridad el capítulo más famoso de la historia de la radio mundial: Orson Welles retransmite en la radio de EEUU una radionovela titulada ‘La guerra de los mundos’, que narra el ataque de los alienígenas a la Tierra con tal realismo que la gente huye de sus casas, arrastrada por un pánico irracional. Una bonita historia sobre el desmesurado poder de los medios y la frágil frontera entre la realidad y la ficción. Desdichadamente es una historia tan falsa como un ovni de papel de aluminio.

Aquel famoso programa, del que hoy se cumplen 75 años, disparó el mito de Orson Welles y se convirtió en su pasaporte hacia su triunfal carrera en Hollywood, de la mano de la RKO. Cuando se habla de la obra de Welles es inevitable hacer mención a aquella legendaria retransmisión del libro homónimo de H.G. Wells en el Teatro Mercurio de Nueva York, con el sello de la CBS. Un documental emitido el pasado 27 de octubre en Documentos TV explica cómo se gestó la “emisión del pánico”: “Más de un millón de personas se convencieron de que los Estados Unidos estaban bajo el ataque de invasores extraterrestres”, “el país experimentó un tipo de histeria masiva que no se había visto hasta la fecha” son algunas de las frases que jalonan el documental.

El problema es que ninguna de ellas es verdad: “Prácticamente nadie resultó engañado por la retransmisión de Welles”, afirman los profesores de comunicación Jefferson Pooley y Michael Socolow en un controvertido artículo en Slate. Según los estudiosos, la audiencia del programa fue mucho menor de lo que nos ha contado la historia y casi todos los radio oyentes entendieron desde el principio que aquel programa no era más que una dramatización.

¿Por qué ha llegado hasta nuestros días entonces esa versión distorsionada de lo que pasó aquella noche en la costa este de Norteamérica? Por la facundia de los periódicos, que manipularon a sabiendas las consecuencias de la retransmisión en su intento por desprestigiar un medio advenedizo como la radio, que amenazaba su hasta entonces monopolio de la información, según explican los profesores:

“La radio había absorbido una buena parte de los ingresos publicitarios de la prensa escrita durante la Depresión, dañando a la industria de los periódicos. Así que éstos vieron en el programa de Welles una oportunidad para desacreditar a la radio como fuente de noticias. La industria de la prensa exageró el pánico para demostrar a anunciantes y reguladores que la radio era un medio irresponsable y no debía ser confiado”.

Cabeceras como la prestigiosa The New York Times no dudaron en lanzarse a la yugular de su competidor hertziano con motivo del serial de la CBS. Pero el también neoyorkino Daily News llevó la manipulación al paroxismo con su portada: “Una falsa “guerra” radiofónica extiende el terror en EEUU”. La campaña de los periódicos fue tan desmesurada que ‘La guerra de los mundos’ cobró un éxito inesperado… a posteriori: todo el mundo afirmó haber escuchado la radionovela en directo, pero los datos que aportan Pooley y Socolow demuestran que no fue así. Haciendo un osado paralelismo espacio-temporalmente es como cuando todo hijo de vecino vio la cámara oculta de Ricky Martin y la niña del fuagrás, un programa que –lo lamentamos- jamás fue emitido.

En realidad, sólo el 2% de los oyentes que estaban escuchando en aquel momento la radio estaban sintonizando la frecuencia de la CBS, según los autores. Para abundar en este dato, ‘La guerra de los mundos’ fue el vano intento de la cadena para contraprogramar un programa de éxito, Chase and Sanborn Hour, dirigido por el ventrílocuo Edgard Bergen. (¿Un ventrílocuo en la radio? ¡Así cualquiera!).

¿Por qué se ha perpetuado entonces el mito de aquel programa?, se preguntan los autores. En primer lugar “porque confirma nuestro escepticismo cultural sobre las audiencias masivas y el miedo que suele acompañar a la excitación por los nuevos medios”, se autorresponden. No menos importante es la inevitable promoción que aquel episodio supuso para la CBS, para la radio en general y para Orson Welles en particular, que lejos de salir debilitados por los ataques de la prensa escrita, convirtieron ‘La guerra de los mundos’ en un singular ejemplo del enorme poder de influencia del nuevo (en 1938) medio, la hoy venerable radio.

Fuente: www.experiensense.com