Mira ese de ahí, el de la cresta…

punk-web“Mira ese de ahí, el de la cresta. ¡Mira qué pintas! ¿cómo pretenderá encontrar trabajo con esas pintas? ¡Madre de Dios! ¿Y estos son los que pretenden renovar la democracia? ¡Qué vergüenza! ¡Con lo bien que empezó lo del 15-M! Al principio sí que había gente de todo tipo, indignados de verdad. ¿Pero ahora? Ya lo ves. ¡Una panda de mataos, eso es lo que son! Y encima están arruinando a los pobres comerciantes de la Puerta del Sol. Que dicen que hasta huele mal, y todo. A ver si se marchan ya. Esto ya no tiene sentido. Están haciendo el ridículo”

Dices todo esto y mucho más, cómodamente sentado en el asiento trasero de mi taxi, mientras cruzamos una Puerta del Sol aún sitiada por carpas y carteles de indignados que huelen, sí, pero a ojeras, a sangre hirviendo, a ganas de levantar por ti la toalla que tú tiraste al tercer o cuarto día. Aquello estuvo bien, sí. Te ilusionaste casi tanto como aquella vez que España ganó el Mundial. Pero en estos tiempos de inmediatez nada dura más allá de tres o cuatro portadas, las noticias son modas pasajeras y la ausencia de titulares al respecto genera también sordera en ese efecto llamada que necesitabas cuando las cámaras retransmitían en directo, aunque sólo fuera para decir “yo estuve ahí”.

Y aquel tipo con cresta que tanto te repugna no tiene nada que ver contigo. Tú llevas chaqueta, corbata y el pelo corto porque te obliga la empresa para la que trabajas. Tu empresa te imprime unas normas que simplemente asumes. No te planteas por qué vistes exactamente igual que el resto de tus compañeros. También asumiste meterte en aquel piso a pagar en 30 años con un interés variable la mar de ventajoso, que pagarás doscientas veces más caro (y durante 25 años más) de lo que pagaron tus padres en su día, fruto de una especulación contra la que luchaste el día 15, el 16 y tal vez el 17 de mayo también, pero no más (demasiado para ti). Apenas una semana después votaste a un partido que en su día potenció esa misma especulación de la que tú eres víctima, pero había que echar a Zapatero como fuera y esto es cosa de dos, todo el mundo lo sabe, qué le vamos a hacer. Lo hiciste aunque el partido al que votaste incluyera imputados por corrupción en sus listas. Todos los políticos roban, los unos y los otros, qué le vamos a hacer.

Puede, digo yo, que aquel tipo con cresta, al menos, intentara a través de su imagen y estilo de vida demostrar que se caga en los parámetros establecidos, así como en ese mismo sistema que tú asumiste hace tiempo: “es el mundo que me ha tocado vivir, qué le vamos a hacer”. Mientras tanto piensas que ojalá tuvieras pasta para invertir en deuda griega. Los intereses están por las nubes, tú. Es negocio seguro (y los recortes que ahora sufren los curritos griegos para pagar esa deuda te pilla lejos; hay un mar de por medio).

La hipocresía huele peor que la mayor de las acampadas, querido amigo. Y también el conformismo ante la injusticia que aún sigue intacta (los políticos continúan sordos en su plácido e impune mundo ombliguista). Y criticar al que sigue luchando por algo que a ti también te incumbe sólo por justificar la mentira patrocinada en la que vives, me entristece. Es triste que hasta la indignación, en los putos tiempos que corren, sea efímera.

Fuente: http://blogs.20minutos.es

15M – Conclusiones…

15MCuando un niño se enfrenta a situaciones que le contrarían, y se siente impotente ante ello, suele dar salida a su frustración a través de las rabietas. Cuando la rabieta pasa, si el deseo del niño no se ha visto cumplido, este pasa a un estado de aceptación. Estamos programados genéticamente para asumir la realidad.

El 15M fue una rabieta.Una sociedad inmadura políticamente enfrentándose a unas circunstancias que no eran de su agrado -indignantes-, pero que, dada su inmadurez, es impotente ante ellas: no sabe canalizar su cabreo en acciones útiles que cambien las cosas; en lugar de eso, estalla emocionalmente.

Y pasado el estallido emocional, sin el resultado deseado, los “niños” pasaron a un estado de pasiva asunción de la desagradable realidad política. Fin de la rabieta.

No quiero decir con esto que la rabieta no haya tenido consecuencia alguna. Sí las ha tenido.

Al igual que el mecanismo de una olla exprés, la rabieta sirve para aliviar la presión cuando esta alcanza niveles peligrosos -para el Sistema-. Así ocurrió con el 15M. El estallido emocional alivió la presión social que existía ante una partitocracia más cuestionada que nunca, que respondía cada vez menos a las necesidades de la gente, y cada vez más a las demandas del Poder económico.

La gente se indignó, ocupó las plazas, gritó, lloró, y, cuando pasó todo ello, volvió, ya más calmada, a sus vidas, incluida a la obediencia sumisa a ese Régimen político que detesta, pero que es incapaz de cambiar.

Una segunda consecuencia del 15M fue permitir que unos hábiles oportunistas identificaran y aprovecharan el momento para captar un gran nicho electoral, que estaba desatendido por los partidos políticos hegemónicos. El 15M, para ellos, fue como el toque de campana que indica que la hora de comer ha llegado, que el alimento ya está disponible y preparado para ser devorado. Y lo estaba.

El hecho de que esa gran masa de potenciales votantes viera cubierta su necesidad de un referente partidista, que les dijera lo que querían oír, disminuyó todavía más lo poco que quedaba de la movilización ciudadana propiciada por el estallido emocional.

Y también contribuyó a esta desmovilización que parte de las personas que hace cinco años ya estaban movilizadas contra el Sistema, que no supieron leer lo que era realmente el 15M, y que se crearon esperanzas y expectativas irreales, acabaran quemadas, decepcionadas, sin ganas de seguir luchando.

El 15M actuó, en definitiva, como gran factor de desmovilización, dejando esta reducida a su mínima expresión en y para muchos años.

Pero bueno, no quiero dar la impresión de que todo, todo, ha sido negativo. El 15M también abrió la puerta a la movilización a unas cuantas personas, en especial jóvenes, que estaban desmovilizadas entonces, y que todavía lo están ahora. Casi todos ellos habrían acabado, tarde o temprano, actuando, pero el 15M hizo que fuera más temprano que tarde. Algo es algo, ¿no?

Mi conclusión: el 15M fue una buena muestra de que, hoy en día, el Poder establecido tiene más capacidad que nunca -partidos políticos, televisión y demás medios de adoctrinamiento- para controlar y anular los estallidos emocionales de las masas. Por ahí no hay nada que hacer.

La revolución no va a llegar por la vía emocional. O viene desde la racionalidad, o no llegará.

Una revolución de adultos, que no sólo ocupen las plazas, sino que se pongan a construir una sociedad justa, digna, humana, a través de herramientas políticas de adultos: la autogestión y la democracia.

Lejos estamos todavía de ese día, me temo.

Fuente: http://ciudadanoenblanco.blogspot.com.es

Debate 26J…

DebateUna cosa está clara, gane quien gane las elecciones del próximo 26-J, en su primer mandato tendrá que poner en marcha un gigantesco plan de recortes. Así es. España deberá hacer la segunda mayor reducción de déficit desde que la crisis es crisis. Digan lo que digan, y lo digan los púrpuras, los naranjas, los rojos o los azules, la decisión es inapelable y está pasando sin pena ni gloria entre programas y propuestas. Ninguno lo explica claramente, al igual que no explican cómo piensan crear empleo cualificado en los próximos años por cierto. Ellos a lo suyo. La mercadotecnia política marca la semántica y elimina lo que ‘no toca’.

En esta campaña, tan atenta a los ‘barómetros’, ha hecho que la economía pase a un discreto segundo plano. Sin embargo el peso plomizo de la realidad caerá. Tenemos un problema grave llamado déficit y, cómo decía, el que mande va a verse obligado al mayor plan de recortes desde que la burbuja y sus consecuencias nos reventaran en las narices para poder cumplir con las exigencias que vienen de Bruselas.

Sabemos que la mayor reducción se realizó entre 2011 y 2012 cuando, excluyendo el dinero recibido como rescate europeo a la banca, el déficit cayó en unos 26.000 millones de euros. El segundo mayor recorte fue el de 2010 de 16.000 millones. Ahora hablamos de al menos 19.000 millones de euros. Este cálculo parte de que España cerrará 2015 con un déficit cercano al 5%, según lo que prevé la Comisión Europea. Aquí hay que destacar que sin la intervención del BCE estaríamos hablando de un catastrófico 7% por cierto.

Hay como un ‘mantra’ que llevo leyendo hace días sobre que sin gobierno todo ha ido mejor y que es una gran noticia estar creciendo a pesar de que el gobierno está en funciones. Pues bueno, estar sin gobierno con capacidad para ejecutar no hace más que retrasar algunas decisiones que igualmente se tendrán que llevar a cabo y, en este caso, cuanto más tarde peor.

La idea de algunos partidos cómo Podemos de que, para reducir el déficit, no necesariamente se debe ser drástico con los recortes se basa en que según ellos se pueden aumentar los ingresos, subiendo impuestos o con un incremento de la recaudación fruto de la mejora de la economía. El problema es que aumentar los impuestos no garantiza mayor recaudación. De eso tenemos pruebas demoledoras. Tampoco habrá un crecimiento de la economía como argumentan. Al revés, esto se va a ralentizar de manera importante a todas luces.

El problema de España es estructural y de futuro. No sólo tenemos un problema de déficit, también de deuda, el más alto en un siglo. Nadie querrá recortar el gasto y los ingresos no van a aparecer por ciencia infusa a menos que empiece a llegar inmigración de todas partes y aumente la población. Algo que por cierto no lleva camino de producirse. Ya muere más gente de la que nace y se va más gente de la que viene. 

Y a esto que en España la apuesta vuelve a ser al rojo par. La compraventa de viviendas se disparó un 29% el abril pasado. La construcción vuelve a ser la gran esperanza blanca. Pero puede tener los pies de barro. Si se cumple la previsión del Banco de España que asegura que la economía española crecerá al 2,3% en 2017 y al 2,1% en 2018, querrá decir que se acabó lo que se daba. En un país con un modelo tan poco eficiente cómo el nuestro, el crecimiento por debajo del 2,4% no suele crear demasiado empleo. Si a eso le sumamos la destrucción técnica que se aproxima, no bajaremos del 18, 19% en años. Una losa para cualquier reducción de déficit o políticas de crecimiento.

Todo el mundo confía en que ‘la demanda nacional seguirá tirando de la economía, con crecimientos elevados del consumo de los hogares y de la inversión empresarial, en tanto que la aportación negativa del sector exterior tenderá a hacerse nula.’ Se espera que una adopción de medidas estructurales mejoren el funcionamiento de los mercados e incrementen la productividad pero eso está por ver. Y es que en el ámbito exterior tenemos algunos riesgos importantes. Las tensiones geopolíticas en algunas zonas y el riesgo del ‘brexit’ del Reino Unido, no ayudarán. Nos quedará el turismo. Veremos.

No obstante, recordemos que los tipos de interés ayudan. Con tipos de interés casi nulos, se incentiva el gasto, pero cuando hablamos de casi un 5% de déficit quiere decir que se ha incrementado la cantidad de dinero en circulación por encima de la producción y los impuestos no llegan para cubrir el gasto. Muy básico pero se entiende. Esto incentiva que los precios se deberán ajustar tarde o temprano al aumento de la masa monetaria. Eso sucede siempre por parte de la demanda vía inflación. En el futuro estaremos obligados a sacar de la circulación la suma de todos los déficits que tenemos. O vía impuestos o vía inflación. La repercusión en la devaluación de los salarios y el ahorro se volverá a producir presumiblemente.

Por todo esto, lo dicho, que gane quien gane, lo más seguro es que nada de lo que dicen que van a hacer lo hagan pues el peso de lo obligatorio no sabe de ideologías ni programas. Que se lo digan a los griegos. Y la realidad es que ni vamos tan bien ni estamos tan mal. Pero de nuevo es imprescindible tener claro donde estamos porque sino vamos a ir construyendo una plataforma sobre arenas movedizas que nos va a devolver a la casilla de inicio de la crisis. Una casilla de la que aun no han podido salir millones de familias que siguen sin tener a ningún miembro trabajando. Los dramas permanecen, aun no se han solucionado y ya divisamos más recortes. Poco les puedo pedir a esos candidatos que esta noche se van a dar de hostias en televisión. Sólo que cuando llueve sobre mojado se encharca. Que lo tengan en cuenta y no mareen más una perdiz que lleva años perdida.

Fuente: www.marcvidal.net