Cadáveres espaciales…

LaikaLa carrera espacial ‘oficial’ ha registrado un total de 22 bajas de cosmonautas y astronautas desde sus inicios. Cuatro fallecieron en entrenamientos terrestres (la primera víctima de la carrera espacial, Valentin Bondarenko, y los tres astronautas del Apollo 1), ocho en procedimientos de reentrada o aterrizaje (siete del transbordador Columbia y una de la Soyuz I), siete en lanzamientos (la tragedia del Challenger) y sólo tres han fallecido en órbita a más 200 kilómetros de la Tierra (Soyuz 11)

Pero el récord de cadáver orbitando sobre nuestro planeta lo tiene también el primer astronauta que murió dando vueltas a la Tierra. No fue un hombre y fue premeditado. La perra Laika pasó siete horas en el espacio con el corazón latiendo y casi medio año viajando con él parado. Paradójicamente no murió por ninguno de los condicionantes que hace imposible la supervivencia de un mamífero a 200 kilómetros de altura: murió por el estrés que supuso todo el lanzamiento y por el fallo de los sistemas de control de temperatura de la cápsula.

La nave y el cuerpo de Laika se desintegraron al entrar en contacto con la atmósfera el 14 de abril de 1958, 163 días después de su lanzamiento. A pesar de que la agencia espacial soviética sabía que era imposible una reentrada segura y tenía preparado un veneno para administrar al animal, su maquinaria propagandística trabajó por vender la idea de un perro en paracaídas que la mala suerte de un fallo mecánico había frustrado.

Hay un solo caso probado y documentado de ‘ataúd espacial’ con recuperación de cuerpos humanos. Se trata del accidente en 1971 de la Sozuz 11, cuando se separaba de la estación espacial Salyut 1 tras permanecer en ella 23 días. Una historia conmovedora y que dio una importante lección a la carrera espacial soviética.

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