De piedra ha de ser la cama…
Seguro que se acuerdan de esa vieja canción: «De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera… «.
Bueno, pues yo he conocido gente en los albergues, que esperaban a que todo el mundo estuviera acostado, con la luz apagada, para entonces bajarse ellos de la cama y dormir en el suelo. Para ellos, nunca mejor dicho, de piedra ha de ser la cama.
Cuando vi al primero me dejó impresionado. Mejor: marcado para siempre. Yo podía haber llegado a ser uno de ellos. Llevan tanto tiempo desatendidos, durmiendo en el suelo, en la calle, en las calles de nuestra ciudad, que ya no se acostumbran a dormir en un colchón, en una cama. Suelen, además normalmente, dormir pegados, por no decir abrazados a sus pocas pertenencias, una bolsa o una mochila.
¿Cómo es posible que se llegue a esta situación? Se imaginan ustedes cuántos años de desatención supone este comportamiento. Nunca antes se les ayudó. Y que no me digan que es porque ellos no querían ir a los albergues, porque la prueba evidente es que estaban en ellos.
¿Cómo es posible que esta sociedad, esta rica sociedad, no sea consciente de las situaciones de injusticia que genera? ¿Cómo es posible que los responsables de los servicios sociales permitan y, lo que es peor, acepten como naturales estas situaciones?
¿Se imaginan el sufrimiento, la soledad, la tristeza, la desconfianza, la depresión, que han sufrido estas personas durante años y años hasta que les han atendido? Luego dirán: «Es que están muy dañados, son irrecuperables, ellos prefieren su libertad».
De piedra ha de ser la cama, de piedra la cabecera… y de piedra el corazón.
Fuente: www.adn.es/blog/con_dos_cartones
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