Llevaba tiempo detrás del funcionamiento de la dichosa palanquita del retrovisor interior del coche, y aquí nos llega la respuesta al enigma vía Curioso Pero Inútil:
Cuando la luz llega a un espejo normal no vemos uno sino varios reflejos: los dos principales son el de la luz que rebota directamente en el vidrio del espejo y el primer reflejo propiamente dicho, que atraviesa el vidrio, llega a la superficie plateada del fondo del espejo y vuelve a salir (éste es el reflejo principal de un espejo). Hay más reflejos, pero no son importantes para entender los retrovisores.
En efecto, el mecanismo de un espejo retrovisor de coche está basado en los múltiples reflejos que pueden verse cuando la superficie reflectante está cubierta por un cristal (un vidrio). Sin embargo, la gran diferencia entre un retrovisor y un espejo normal es que ¡en el retrovisor el vidrio y la superficie reflectante no son paralelos!
Y en los nuevos modelos en los cuales no hay palanquita y se oscurece solo…¿Como funcionan?
Se basan en una lámina de óxido metálico (Níquel, Silicio, Wolframio, Aluminio) que, dependiendo del voltaje que le apliques, modifica su reflectancia.
Además, llevan, fuera del “espejo», (en el marco del retrovisor, habitualmente) un sensor de luz (un simple fotodiodo, supongo). Si el sensor de luz “nota» que se ha superado cierto nivel, le mete un voltaje al óxido metálico del interior del espejo y éste refleja algo menos. Resultado: el brillo en el espejo baja. ¿Que sube aún más el estímulo luminoso del coche de detrás? Más voltaje, menos reflectancia todavía, y tú sigues sin deslumbrarte.
Como ampliación, recomendable este artículo acerca de los espejos de las salas de interrogatorios.