¿Por qué vemos amarillo el Sol y blanca la Luna?

En realidad el sol no es amarillo sino blanco, puesto que emite cantidades prácticamente iguales de luz en todos los colores del espectro, y de ahí que nos refiramos a su luz como “luz blanca”. Esto hace que cuando miramos un papel blanco a la luz del sol, siga siendo blanco. Lo mismo vale con las nubes, que también reflejan la luz solar.

Si pudiésemos observar al sol desde el espacio exterior (y no a través de la atmósfera terrestre) lo veríamos más blanco que dorado. Así pues, el amarillo que vemos desde la Tierra se debe a la distorsión provocada por la atmósfera a medida que la luz solar pasa a su través (los elementos de la atmósfera dispersan el color azul de su luz, y por eso vemos el cielo de ese color).

Y vayamos ahora con la luna.

En realidad la superficie de nuestro satélite se compone de material bastante oscuro, tal y como se aprecia al contemplar las rocas lunares que los astronautas de las misiones Apolo se trajeron a la Tierra. La razón por la que parece que la luna refleja un montón de luz es porque está rodeada de la oscuridad casi negra del espacio, lo cual la hace parecer más pálida de lo que en realidad es. En este caso, decir que la luna es “blanca” quiere decir que no existe un color que se refleje con preferencia sobre los otros, lo cual – de producirse – haría parecer la luna coloreada en ese tono en concreto.

Fuente: http://naukas.com

Author: Raiden

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