Pobreza…
Sobre la pobreza aprendí que es una metástasis que se lo come todo. Ojalá fuera solo escasez de dinero o incluso de alimentos. La pobreza hace que niños de cinco años tengan la estatura de uno de un año y que saquen peores notas que un niño que puede comer fruta, carne y pescado todas las semanas. La pobreza hace que su capacidad de aprendizaje y desarrollo sea mucho menor, hace que tengan menos opciones de tener éxito. Que tengan menos posibilidades de convertirse en deportista (por falta de medios —¿dónde conseguir una raqueta o una piscina para entrenar?—, de buena nutrición o de buena formación), de convertirse en científico o artista. La pobreza hace que crezcan con esas carencias y eduquen a la siguiente generación sin herramientas. Hace que se hereden las lagunas emocionales y no sepan ser cariñosos. Que se perpetúen los códigos de violencia. Que no haya medios para supervisar el desarrollo de los niños que conformarán la siguiente generación de adultos. Que no se detecten enfermedades con solución y la gente conviva con ellas sin ser consciente de lo que padece, ya sean alergias, ansiedad, problemas en la piel, tiroides o cualquier otra cosa que jamás nadie les diagnosticará.
La romantización de la pobreza es, tal vez, el cliché más injusto y cruel. Esos niños y niñas sin zapatos que corren libres y sonriendo por el barro son niños y niñas que crecen en un ambiente sin normas en el que el bullying, la violencia, la agresión sexual y la tensión están presentes de manera permanente. Se forman como personas en una atmósfera de dureza y supervivencia. Y llegan a adultos con esa moldura que transmiten a sus hijos. La pobreza se perpetúa, se hereda, no se supera por arte de magia.
La pobreza genera estrés y ansiedad pensando en cómo ganar dinero al día siguiente. Genera dolor de espalda porque la cama está rota. Genera fiebre y diarrea porque en casa entra frío. Cuando un niño se rompe un hueso se queda cojo toda la vida porque no hay medios para rehabilitar algo no tan complicado de solucionar. La pobreza lo abarca todo e influye en todo, se transmite de generación en generación y atrapa a sociedades enteras como una tela de araña. En general, cuando nos preguntamos por qué en algunos sitios ocurren ciertas cosas y en otros no, la respuesta casi siempre es la misma: pobreza. Ojalá fuera solo escasez de dinero.
Fuente: www.jotdown.es
Comentamos sobre…