Termómetros de máxima y mínima…

Son un par de termómetros colocados 30 cm por encima de la base de la garita meteorológica. Se basan en la propiedad física de la expansión de un líquido en un tubo de vidrio:
El termómetro de máxima se instala por encima del de mínima, con el bulbo del mercurio en posición ligeramente inferior que el otro extremo del termómetro, haciendo un ángulo de 2º con el horizonte; esta ligera inclinación impedirá que la columna de mercurio se deslice hacia el fondo del capilar, lo que puede ocurrir como consecuencia de vibraciones, como por ejemplo cuando el instrumento se vuelve a colocar en su sitio después de una lectura.
El termómetro de máxima consta de un termómetro ordinario de mercurio, cuyo tubo tiene interiormente cerca del depósito una estrangulación: cuando la temperatura sube, la dilatación de todo el mercurio del depósito empuja con suficiente fuerza para vencer la resistencia opuesta por la estrangulación; en cambio, cuando la temperatura baja y la masa de mercurio se contrae, la columna se rompe, quedando, por consiguiente, su extremo libre en la posición más avanzada que haya ocupado durante todo el intervalo. El mercurio no puede ser empleado como líquido termométrico más que para temperaturas superiores a los -36,0ºC, pues su punto de congelación está justamente por debajo de ésta temperatura.
El termómetro de mínima es de alcohol y lleva en su interior un índice de esmalte, de color oscuro, muy ligero, con dos protuberancias en forma de pesas de gimnasio, sumergido en el líquido. Cuando la temperatura sube, el alcohol se desplaza fácilmente entre las paredes del tubo y el índice, pero no emerge debido a la tensión superficial, y éste no se mueve; en cambio, cuando la temperatura baja, el alcohol arrastra en su movimiento de retroceso dicho índice porque éste encuentra una resistencia muy grande a salir del líquido. La posición del índice indica, por tanto, la temperatura más baja alcanzada.
Fuentes:

Desastre de Bhopal…

El desastre de Bhopal, ocurrido el 3 de diciembre de 1984 en la región de Bhopal (India), se originó al producirse una fuga de isocianato de metilo en una fábrica de plaguicidas.

El accidente se produjo al no tomarse las debidas precauciones durante las tareas de limpieza y mantenimiento de la planta, lo que hizo que el agua a presión utilizada, cristales de cloruro sódico, restos metálicos y otras impurezas que la misma arrastraba, entrasen en contacto con el gas almacenado, iniciando una reacción exotérmica que provocó la apertura por sobrepresión de las válvulas de seguridad de los tanques y con ello la liberación a la atmósfera del gas tóxico; con el agravante de que el sistema de refrigeración de los tanques y el catalizador de gases previo a la salida a la atmósfera, se habían desactivado por ahorro de costes.

Al entrar en contacto con la atmósfera, el compuesto liberado comenzó a descomponerse en varios gases muy tóxicos (fosgeno, metilamina, soda cáustica y especialmente ácido cianhídrico, también conocido como ácido prúsico o cianuro de hidrógeno) que formaron una nube letal que, al ser más densos los gases que la formaban que el aire atmosférico, recorrió a ras de suelo toda la ciudad. Miles de personas y seres vivos murieron de forma casi inmediata asfixiadas por la nube tóxica.

Se estima que entre 6.000 y 8.000 personas murieron en la primera semana tras el escape tóxico y al menos otras 12.000 fallecieron posteriormente como consecuencia directa de la catástrofe, que afectó a más de 600.000 personas, 150.000 de las cuales sufrieron graves secuelas.

En recuerdo de esta tragedia, se conmemora en todo el mundo cada 3 de diciembre el Día Mundial del No Uso de Plaguicidas.

Fuente: https://es.wikipedia.org

 

La acusación como prueba…

La presunción de inocencia y el principio in dubio pro reo no son lo mismo, aunque se originen en un mismo principio. Presumimos que la simple acusación no es prueba y, además, si tras la práctica de las pruebas dudamos entre dar por probado el delito o no, consideramos que la única solución admisible es la no culpabilidad.

Cuando la única prueba del delito es la declaración de la víctima nos encontramos muy cerca de la expresión misma de la presunción de inocencia. Voy a repetirlo: que alguien nos acuse de haber hecho algo no debería, por sí solo, admitirse como prueba de ese hecho.

Sin embargo, la práctica judicial encontró un asidero al que agarramos para evitar la impunidad en aquellos casos de delitos cometidos en circunstancias en las que es especialmente difícil que existan pruebas objetivas. Antes de entrar en esto, recuerden que la presunción de inocencia y el principio in dubio pro reo tienen efectos colaterales: algunos o muchos hijos de puta van a librarse de ser castigados. Pese a esto, tras siglos de discusiones y, sobre todo, tras las devastadoras consecuencias de la arbitrariedad de los poderes estatales con esos ejemplos históricos de persecución por razones políticas, sociales, raciales, sexuales, con el uso instrumental de los tribunales de justicia e incluso las fuerzas del orden —piensen en la tortura, por ejemplo, o en cualquier otro castigo degradante—, las sociedades fueron desembocando en un acuerdo doloroso: hay que extremar las precauciones, aunque esto suponga la impunidad en ocasiones. Porque lo contrario es peor.

Vuelvo al asidero. Los tribunales nos dijeron que el simple testimonio valdría como prueba de cargo, pese a parecerse tanto a una derogación de la presunción de inocencia, cuando ese testimonio reuniese unas condiciones extremadamente potentes. Llámenme pesado, pero vuelvo a esto: la debilidad de la declaración de la víctima como única prueba de cargo se compensa por la fortaleza intrínseca que ha de reunir ese testimonio.

Así, se exigía que la declaración careciera de «incredibilidad subjetiva». Lo traduzco: que por cómo es la víctima y por sus relaciones con el acusado podamos pensar que no hay razones para que mienta. Imaginemos que alguien es un mentiroso patológico, está como un cencerro o que odia al acusado o tiene algo que ganar acusando en falso, como casos típicos.

Se exigía, además, verosimilitud. Esto es fácil: que el hecho pueda haber sucedido como se describe. Que no sea absurdo, ilógico o poco creíble. A menudo se adorna con la exigencia de alguna corroboración periférica de esa posibilidad, pero esto no es absolutamente imprescindible.

Finalmente, considerando que la única prueba es precisamente el testimonio, se pide que sea persistente. Que se mantenga esencialmente, que la víctima no se contradiga, y que no haya «agujeros» por los que se cuele algún tipo de ambigüedad o manifestación dubitativa sobre el núcleo de la conducta delictiva.

Cuando uno cualquiera de estos requisitos no concurre deja de haber prueba de cargo suficiente y hay que aplicar, al menos, el principio in dubio pro reo y absolver. No se trata de que los jueces crean o no a la víctima. Los jueces, en España, tienen que motivar su decisión. Tienen que explicar por qué condenan, y hacerlo sometiéndose a esos principios y límites. Puede que un juez, en su fuero interno, esté convencido de que alguien ha cometido un delito y que la víctima dice la verdad, pero si la única prueba que concurre es esa declaración de la víctima y esa prueba no pasa ese triple filtro, no debe condenar.

Fuente: https://tsevanrabtan.wordpress.com

Viajar…

«Viajar es librarse de todas las ideas, de todos los prejuicios que la sociedad nos mete dentro desde que nacemos…pero que no sirven para nada, que no contribuyen para nada a nuestra felicidad. Es librarse de todas esas ideas, de las invenciones y fantasías de una cultura en una sociedad concreta. Me refiero a ideas como…el dinero…o las posesiones…o Dios…o el amor monogámico…o la buena educación. Todas esas ideas que parecen muy reales para la gente que está en una sociedad concreta; parecen verdades tan reales como el suelo, pero que en verdad son sólo fantasías de una cultura.»

Albert Casals

Polo de inaccesibilidad…

Un polo de inaccesibilidad (PIA) es un lugar que ofrece una máxima distancia o dificultad de acceso. Generalmente el término se usa como el lugar sobre la superficie de un continente o un océano que está a mayor distancia de la línea de costa, entendiendo como costa la de los océanos o mares conectados con el océano abierto:

  • El polo de inaccesibilidad de Eurasia es el lugar más alejado del mar en la superficie de la Tierra y tiene dos posibles localizaciones, como consecuencia de la indefinición de la línea de costa en la desembocadura del río Ganges. Estos dos lugares son denominados EPIA1 y EPIA2 y ambos se encuentran en la provincia de Sinkiang, China, a más de 2500 kilómetros del mar. El estado más alejado del mar es Kirguistán, en Asia central.

 

  • El polo de inaccesibilidad del Pacífico es el lugar del océano más alejado de cualquier tierra firme y se encuentra en el sur del océano Pacífico, a 2688 kilómetros de la Antártida y varias pequeñas islas oceánicas. El fondo del océano situado en dicho punto se encuentra a unos 3700 m de profundidad. Es también conocido como punto Nemo y coincide con el lugar más alejado de la línea de costa, puesto que supera en distancia al polo de inaccesibilidad de Eurasia.

Sabiendo que la Estación Espacial Internacional está en órbita entre 330 y 410 km sobre la superficie de la Tierra (distancia significativamente menor que la del punto Nemo y la primera tierra habitada), y que pocas rutas marítimas pasan por esta zona del Pacífico, los humanos que pasan lo más cerca del polo de inaccesibilidad es probable que sean los astronautas en misión en la ISS.