Cambio horario…

En el siglo XIX, la hora civil estaba marcada en España por el meridiano de Madrid, que está situado 3 grados 41 minutos al oeste, y cada provincia tenía una hora dependiendo de su situación geográfica, es decir, que dependía del meridiano local. Si se realiza una comparación entre un balear y un gallego en esta época, se llegaría a la conclusión de que un gallego veía salir el sol cincuenta minutos después que un balear por los trece grados de longitud de diferencia entre ambas regiones.

Estas diferencias horarias se intentaron regular en la conferencia del meridiano de 1884, pero no hubo ningún acuerdo sobre los husos horarios. Sin embargo, se tomó una importante medida al establecer el meridiano de Greenwich como el que marcaría el punto 0. La regulación internacional de los husos horarios se realizó finalmente en la conferencia de Paris de 1912, donde se aprobó un huso horario cada 15 grados de longitud como ya habían regulado los científicos años antes.

La disparidad de horarios en España se unificó el día que comenzó el siglo XX, el 1 de enero de 1901, cuando el gobienro decretó que la hora oficial sería la del meridiano de Greenwich, la conocida como GMT (Greenwich Meridian Time).

Esta hora se aplicó en todo el territorio español incluidas las islas Canarias, territorio que no retrasó su hora respecto a la Península y Baleares hasta el 11 de febrero de 1922.

España ha sido siempre un país peculiar con respecto al cambio horario y, a pesar de la convención internacional del DST, la hora no se cambió los años comprendidos entre 1920 y 1923, en 1925 y entre 1930 y 1936. Al iniciarse la Guerra Civil, el caos se apoderó incluso de los relojes, ya que la zona republicana y la zona nacional tenían horarios diferentes. Como ejemplo, en el año 1938, el Gobierno republicano sumó una hora a los relojes el 2 de abril y veintiocho días después volvió a sumar otra, mientras que el Gobierno de la zona nacional solo sumó esa hora el 26 de marzo.

Esta diferencia horaria hizo que el año 1939 empezara una hora antes en la zona republicana que en la zona nacional, horario que se unificó al finalizar la guerra el primero de abril de ese mismo año.

Esta hora era la correspondiente al meridiano de Greenwich, pero el 15 de marzo de 1940 se produjo un gran cambio. El territorio español peninsular y Baleares adoptaron el horario GMT +1, con lo que estos territorios pasaron a tener la misma hora que el meridiano de Berlín, que era el que marcaba la hora en todos los territorios controlados por el III Reich, es decir, de los Pirineos hasta Rusia, exceptuando Grecia y Finlandia. Este horario es conocido actualmente como CET (Central European Time).

La regulación del horario de verano no se realizó por parte del gobierno español hasta 1981, cuando se estableció el cambio de hora el último domingo de marzo y el último domingo de septiembre. Esta norma regulatoria sufrió una modificación en 1996 cuando se estableció que el cambio de hora del verano al invierno se realizara el último domingo de octubre.

Por tanto, y a diferencia de la creencia popular, ambos horarios no son iguales. El periodo de verano dura 7 meses frente a los 5 de invierno, no coincidiendo por tanto exactamente con las estaciones.

¿Pero realmente se ahorra?

Resulta interesante comenzar analizando el cambio horario en función de las latitudes para desterrar la idea de que en todos los países se aplica:

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¿Y por qué unos sí y otros no? La siguiente imagen resulta esclarecedora:

Un horario de invierno (fuera del periodo vacacional) en el cual hubiera muchas horas sin luz solar por la mañana, trasladaría el gasto energético (y por tanto coste económico) a la industria y los demás sectores laborales, que es donde se encuentra gran parte la población por la mañana. Aun así, hay que tener en cuenta que el mundo empresarial a veces usa la iluminación permanente y con independencia de la luz exterior.

En verde las horas “convencionales” de actividad del ser humano: de 8 a 23.

Por otro lado, hay iluminación que se enciende entre la puesta y la salida del sol, como las farolas que iluminan calles y carreteras. En este caso, en verano están menos tiempo encendidas que en invierno. Pero este ahorro no es debido precisamente al cambio de hora, sino a que durante el verano hay más horas de luz natural.

En cambio, el horario de invierno (en el cual el peso de las horas sin luz solar se apoya básicamente en la tarde; es decir, cuando la mayoría de la población sale del trabajo) traslada el gasto energético a la población.

¿El problema? Las jornadas laborales…

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¿De qué serviría tener la misma hora que Portugal?

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Fuentes: https://es.wikipedia.org, www.elmundo.es, http://naukas.com, www.servimedia.es.

Ampliación:

Histórico de cambios de horario verano-invierno.

¿Por qué la «hora de Berlín» triunfa en Europa Occidental?

La culpa del loco ‘prime time’ español la tiene la política.

Sobre el cambio de hora en España.

Author: Raiden

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