Líderes…

lider1A principios de 1920 vino a Voghera, llamado por el grupo anarquista local, Errico Malatesta con otros compañeros suyos (Borghi, D’Andrea, etc.). Malatesta habló en un salón de las escuelas elementales. Se me pidió que le presentara y lo presenté saludando en él al Lenin de Italia, al que, superando a los socialistas, nos conduciría a la revolución como en Rusia. Después de mi charla subió él a la tribuna, agradeció al público que no cesaba de aclamarlo… con el título que yo le había endilgado y, después de haber tratado de muchas otras cosas, en un cierto punto se puso a hablar de la definición que yo había hecho de él. En verdad no me trató mal, incluso me hizo algún cumplimiento; pero explicó que no podía, no quería ni debía ser un Lenin. En resumen, por lo que puedo resumir a doce años de distancia, teniendo en cuenta también la confusión mía en aquel momento, he aquí lo que dijo:

«El muchacho que me presentó debe ser sincero y entusiasta y tal vez ha creído causarme un placer diciendo que soy vuestro Lenin. Creo que no es anarquista, como no lo seréis seguramente cuantos habéis acogido su grito. Él y vosotros sois revolucionarios, comprendéis que los viejos métodos reformistas no valen ya, tal vez habéis perdido la fe en vuestros jefes socialistas, y entonces buscáis un hombre que os inspire confianza y os lleve a la revolución. Muchas gracias por la confianza, pero os equivocáis. Tengo todo el deseo de hacer vuestro bien y también el mío, pero soy un hombre como todos los demás, y si me convirtiese en vuestro jefe no sería mejor que aquellos que ahora repudiáis. Todos los jefes son iguales, y‚ si no hacen lo que vosotros deseáis, no es siempre porque no quieren, sino también porque no pueden. Tratándose además de la revolución, ésta no es un hombre el que puede hacerla: debemos hacerla todos juntos».

«Yo soy anarquista, no quiero obedecer, pero sobre todo no puedo mandar. Si me convirtiese en vuestro Lenin como desea aquel «muchacho», os llevaré al sacrificio, me haré vuestro amo, vuestro tirano; traicionaré mi fe, porque no se haría la anarquía, y os traicionaré a vosotros, porque con una dictadura os cansaríais de mí, y yo, vuelto ambicioso y tal vez convencido de cumplir un deber, me rodearía de policías, de burócratas, de parásitos, y daría vida a una nueva casta de opresores y de privilegiados por la cual seríais explotados y vejados como lo sois hoy por el Gobierno y por la burguesía».

Recuerdo que Malatesta dijo también: «Si realmente me queréis, no tenéis que desear que me convierta en vuestro tirano». Pero muchos detalles y frases se me escapan ahora. Luego explicó cómo se debía «hacer» la revolución. Recuerdo entre otras cosas que habló de «ocupar las fábricas», de armamento del pueblo, de constitución de núcleos armados, etc., expresándose con calma, con más calma que los propios reformistas del lugar… A decir verdad, el público quedó un tanto desilusionado (y un poco también yo) porque Malatesta no respondía al tipo que se había imaginado. Pero el hecho es que, después de aquella conferencia, yo había comprendido lo que era la anarquía y lo que quieren los anarquistas, y me hice uno de ellos…

Fuente: http://noticiasyanarquia.blogspot.com.es