En el Mediterráneo prácticamente no existen mareas. En pleno Atlántico hay del orden de 1 metro, y sin embargo en este mismo mar en la zona del canal de la Mancha alcanza varios metros. En Canadá en la bahía de Fundy llega a ser de ¡más de 15 metros! ¿Por qué estas diferencias?
Para entenderlas podemos comparar el mar con una bandeja llena de agua. Al moverla suavemente el agua se desplaza desde un extremo a otro. El tiempo empleado por el agua para ir de un extremo a otro dependerá del tamaño de la bandeja. Es a lo que llamamos periodo, y cada tamaño de bandeja tiene un periodo determinado, que será más grande cuanto mayor sea ésta. Si movemos la bandeja de forma rítmica, dando un impulso a cada ‘golpe’ de periodo, el movimiento se irá amplificando hasta conseguir llegar a desbordar el agua de la bandeja. A este fenómeno lo denominamos resonancia.
El Atlántico es una enorme bandeja de 4.000 metros de profundidad media y su periodo es del orden de 12 horas, que coincide aproximadamente con el tiempo que pasa entre una excitación debida a la influencia de la Luna y la siguiente. En algunas bahías se refuerza este efecto de resonancia debido a la topografía de la zona haciendo que la masa de agua entrante se concentre y canalice con más intensidad.
El Mediterráneo puede ser considerado como un mar cerrado ya que el paso del Estrecho es muy pequeño e incapaz de ‘tragar’ la marea atlántica a suficiente velocidad como para que pueda influir en sus aguas. En el Mediterráneo las posibles mareas serían únicamente las que pudieran originarse directamente en sus aguas. El Mediterráneo está separado en dos grandes cuencas separadas por una zona de baja profundidad entre Sicilia y Túnez.
El periodo correspondiente a cada una de estas cuencas es del orden 2 ó 3 horas, por lo que la influencia de la luna no es capaz de provocar la resonancia. Muy al contrario a veces una excitación de la Luna contrarresta la anterior, haciendo que la marea sea muy pequeña o completamente nula.
Pero las causas de las mareas son todavía más complicadas. En algunas islas como Tahití en mitad de un océano con mareas, éstas no perciben ningún efecto de ellas. Volvamos a nuestra bandeja con agua en movimiento. La onda se mueve adelante y hacia atrás, haciendo subir el nivel del agua en los bordes, pero en medio el nivel permanece constante. Lo mismo ocurriría si en vez de una bandeja utilizamos un bol con agua al que damos movimiento Fuente haciendo círculos. El agua barrera todo su perímetro pero en el centro el nivel se mantendrá constante. En el océano las ondas de marea además de desplazarse de Este al Oeste, también giran debido a la rotación de la tierra, alrededor de unos puntos en los que no existe diferencia de altura de marea, llamados puntos anfidrómicos. Tahití está cerca de uno de ellos.
Fuente: www.fondear.org