Se cuenta que unos chicos mayores le tomaban el pelo a otro más pequeño. Le ofrecían una moneda de cinco céntimos y una de diez, dándole a elegir entre las dos y quedarse con la que él quisiera. El pequeño siempre elegía la de cinco «porque era más grande». Los mayores le daban la moneda y se reían de él por ser tan ingenuo.
El juego se repetía una y otra vez y en todas las ocasiones el pequeño elegía la moneda de cinco centavos «porque era más grande», y los mayores siempre se la daban mientras se reían de él.
Un profesor que se dio cuenta de lo que estaba pasando, sintiendo pena del pequeño, le preguntó: ¿Es que no sabes que la moneda de diez centavos vale más?
-Por supuesto- contestó el niño
-Y entonces ¿Por qué sigues eligiendo la de cinco?- le preguntó el profesor
-Porque si escojo la de diez ya no me ofrecerán más dinero.
Moraleja: El mayor placer de una persona inteligente es aparentar ser idiota delante de un idiota que aparenta ser inteligente.