Quizá sean delirios de grandeza, o quizá no… Por eso deseo compartir mi tan cuestionado enigma, algo que en un principio me llevó a adoptar una postura burlesca e incrédula, con ciertas pinceladas de escepticismo pero que en un presente, digamos que por diversos indicios y acontecimientos inconcebibles entre los confines de mi existencia, me ha llevado a cavilar en los aposentos de mi intelecto, una posibilidad remota que tal vez no sea tan descabellada como parece. Y es que en mi tortuoso y dilatado letargo al que hago llamar vida, he llegado a comprender que hay ciertos credos que pasan inadvertidos a nuestros ojos por el simple hecho de que son una pizca antagónicos a nuestra perspectiva de la realidad, la misma que interpreta el mestizaje entre el consciente/subconsciente, o porque resultan ser intolerantes ante nuestro conocimiento. En muchas ocasiones nos hacemos invidentes ante lo que se ve a simple vista, tal vez por miedo o desconfianza.
Lo que venía diciendo es que desde hace ya tiempo experimento una sensación que palpita entre mis enaguas y que nada tiene que ver con la plenitud, un sentimiento que se puede traducir en algo así como; “No se qué es, pero me falta algo». Quizá sea consecuencia del tedio o pasa por ser dependiente de una vida cotidiana, de la monotonía del día a día. Puede que se trate de una crisis espiritual o que soy excesivamente extravagante por naturaleza, no lo descarto pero a la vez me percato, a raíz de una conversación que mantuve la otra noche con cierta persona, de que esa emoción, por llamarlo de algún modo, es más común de lo que creía. Busque para solventar mi duda y en un momento dado encontré unas palabras de un escolástico más bien que mal conocido; Santo Tomas de Aquino, que no me dejaron indiferente: “Solus Deus voluntatem hominis implere potest», que traducido al castellano significa que solo dios puede llenar la voluntad del hombre, lo que da a entender que ninguno de los bienes que nos rodean y que en la vida terrenal podemos alcanzar podrá llenar las aspiraciones de nuestra mente. Quizá lo parezca pero no pretendo hacer una amalgama entre cuestiones paladinas de fe y argumentos cabalísticos y así crear un término ambiguo, pero cierto es que existe un nexo de unión incluso palpable.
El hecho es que la felicidad absoluta no existe, que muchos de estos bienes pertenecen indiferentemente a buenos y malos y que dependen de mil casualidades, pero que al fin y al cabo dejan un sentimiento de insuficiencia, de frustración; – Cuando ya crees que lo tienes todo, que tu vida no puede ir mejor, te das cuenta de que todo lo que tienes es nada -.
Con motivo de este sin vivir me he tomado la liberad de tratar de entender las posibles causas de esa felicidad malograda. Santo Tomas afirma según su postulado que; “El hombre no puede alcanzar la felicidad perfecta en la vida presente, aunque sí puede conseguir una felicidad imperfecta y relativa». Que me temo es con la que nos deberemos conformar e irremediablemente conlleva la perpetuidad de esa sensación de fracaso ineludible en el intento de consecución de la FELICIDAD con mayúsculas.
Desgraciadamente para algunos, estos conceptos nos conducen sin frenos y a lo loco, a los caminos inescrutables de la religión, opción ineludible si queremos ostentar dicho privilegio después de muertos y bien enterrados. Y por lo tanto desechamos la mínima posibilidad de lograrlo en una vida presente para postergarlo hasta que las Moiras hagan su trabajo, cuando por ley natura, pasemos por el patíbulo.
Quizá deberíamos buscar refugio en otros dogmas que al fin y al cabo no son más que el espejo del miedo que aturde al ser humano a la hora de enfrentarse a la muerte y el reflejo del resto de doctrinas. Quizá deberíamos atender a los rollos empíricos de la cienciología y seguir los pasos de Tom Cruise. Claro que antes tendríamos que buscar a L. Ronald Hubbard para preguntarle, aunque será algo complicado el saber en que archipiélago de ensueño o paraíso tropical disfruta con distinción y casta de su ya incalculable fortuna por cuenta de unos cuantos palurdos, que no son más porque no tienen el respaldo de 2000 años de paradigma como en otras logias.
Tal vez y ya por meterse en camisas de once varas, deberíamos consultar sobre los beneficios del karma y de su efecto boomerang (rebote) de buenas y malas acciones en esta u otras vidas. Con algo que si me quedo de esta teoría es con el objetivo final que no es otro que aprender del sufrimiento, someterlo y sacar partido de él obteniendo una vida más plena. También podríamos adquirir en cualquier kiosco de barrio el último fascículo que explica, uno a uno, los pasos para llegar al Nirvana.
Y así un tropel de; ya no religiones, sino de formas de vida ecuánimes y a rajatabla para intentar llegar a algo que me temo, es inexistente según el nihilismo, claro.
Yo me quedo con lo que el desdichado Don Quijote solía decir: “La felicidad no está en la posada sino en medio del camino». Y algo de razón llevaba para mi gusto porque la felicidad se obtiene, en su pleno rendimiento, durante y no después del culmen de un deseo, de una aspiración a pretender. Jafa decía que era adicto a si mismo y que al igual que la adicción a un narcótico es interminable, el camino para llegar a esa felicidad perfecta llamada utopía también lo era.
Solución precoz la que ofrecía el majestuoso caballero Don Dinero, pero siempre dijeron de él las malas lenguas que no aseguraba la felicidad sino castillos en el aire, eso si, aires de riqueza y estabilidad. Claro que con un presupuesto desorbitado y un par de diseños quizá alguien en un futuro, patente la primera máquina de la felicidad, nunca se sabe.
En conclusión, esa felicidad relativa tal vez sea una miserable condena, que estemos o no dispuestos, deberemos cumplir sin miramiento alguno. Somos hombres, siempre y como sea, anhelamos llegar a un estado de embriaguez en cuanto a la ambición, al poder, siempre querer más y más, deseos, aspiraciones, por eso, aún teniendo una vida plenamente satisfactoria, a causa de un anhelo continuo, siempre desembocamos en una felicidad incompleta. Yo, más humilde, lo achaco a la pérdida de ilusión, pero, aún así, bien se puede especular con un amplio abanico de posibilidades, siempre desde un óptimo criterio.
Llegados a este punto de inflexión, entra en juego el motivo de mi búsqueda espiritual, el motivo por el que abro las puertas para indagar y así crear el debate, motivo por el que advierto una necesidad imperiosa de recabar el mayor numero posible de opiniones, de ideas, de teorías para resolver el rompecabezas, para tumbar mi inanición de respuestas y salir incólume de tal epopeya y para ello cuento con vosotros y pretendo que deis a conocer vuestra logros y deducciones, que juntos lleguemos a lo mas parecido a una respuesta racional.(La filantropía no es aceptable, demasiado complicado), es broma, sirve lo que sea, y lo que sea que sea como vosotros creáis que debe ser.
Espero vuestros puntos de vista con expectación. Gracias
“Dedicado a una persona en especial, para que encuentre lo que tanto anhela buscar»
… la felicidad no deberia ser un problema/trabajo/tarea/cosa inalcanzable.
No creo que se deba esperar a nada para ser feliz.
La felicidad no se encuentra, ni se descubre, ni se alcanza. Solo sabes que eres feliz cuando las cosas te van mejor que ayer.
Pocos conozco cuya situación vaya a peor… probablemente nadie que me vaya a leer. Por lo tanto si lo lees y no eres feliz es porque en vez de mirar lo bueno que te sucede, como lograr tus metas, o simplemente mejorar con los años… solo te fijas en aquellos que han llegado a mas y que TU CREES que son felices.
Personalmente soy optimista y muy mal me tiene que ir para no ser feliz, porque entre otras, disfruto de amigos, salud, trabajo, familia estable, y trabajo/estudio…
Cuantos de vosotros no teneis todo eso y algo más????????!!!!!!!!!!!!!!!
Tio no seas pesimista y vive tu vida feliz, no la supuesta vida de alguien a quien TU CREES que le va peor.
Un saludete pa toos
PD: cabron la ilusión se le echa a lo que haces, trabajo, amistades… no a la vida.
Si te vas de vacaciones echale ilusión, si te vas de fiesta echale ilusión, pero no me digas que la has perdido solo por que seas casi tan vago como yo.
PD2: tio, en serio, empieza a utilizar estas palabras con la gente y fijo que pasas a ser el nuevo filosofo del grupo. MUY MUY BUENA ENTRADA un abrazo