Es popular la dificultad que entraña localizar un grillo (gríllido es su nombre real) rastreando el peculiar sonido que emiten, pero…¿a qué es debido? Dicho sonido se produce cuando levantan ligeramente sus alas y las frotan entre sí, el cual es constante y sigue un compás muy rítmico, de forma que atraen a las hembras, que escuchan dichos sonidos ensimismadas (solo los machos «cantan»).
Este sonido chirriante se emite al aire a una longitud de onda que es muy parecida a la distancia que existe entre los dos oídos del ser humano (unos 20cm aproximadamente) y de ahí que no podamos determinar bien su posición: se trata de una ilusión acústica. Normalmente creemos que el sonido del grillo viene de una lado cuando está realmente en el otro. Esta ilusión se acentúa además cuando el sonido está exactamente delante nuestro, cuando no podemos determinar la fuente aunque si aproximadamente la distancia por la intensidad del mismo. El oído humano funciona usándose los dos sistemas auditivos. El oído que antes recibe un sonido determina la dirección de la fuente, pero si la fuente se encuentra exactamente delante o detrás nuestro, nuestra percepción de dicha fuente se desvirtúa.
Otra peculiaridad de los grillo es que sirven para calcular la temperatura. Los grillos son animales de sangre fría cuya actividad metabólica está muy relacionada con la temperatura ambiente. A mayor temperatura, el animal se muestra más activo y al encontrarse más activo, aumenta la frecuencia de sus chirridos. En las noches de verano, cuando la temperatura es superior a los 13 grados, es posible escucharlos. La relación entre sus chirridos y la temperatura se puede obtener aplicando la siguiente fórmula:
Y por último, a modo anecdótico, ¡son omnívoros!, comen tanto hojas y tallos como insectos.
Fuentes: http://es.wikipedia.org, http://86400.es, www.biodiverciudad.org.