Nuestros ojos son buenos sensores para la mayor parte de las longitudes de onda que emite el Sol y consiguen atravesar la atmósfera, pero traspasar el agua es más complicado. Se denomina nivel eufótico a la profundidad por debajo de la cual no queda luz suficiente como para que se desarrolle la fotosíntesis, aproximadamente un 1% de la que disfrutamos en superficie. En función de la turbidez del medio acuático, esta profundidad puede ser de apenas unos decímetros en algunos pantanos o llegar a los 200 m en las regiones tropicales de los océanos.
La radiación del Sol está compuesta por luz de varios colores, cada uno con su longitud de onda, desde las más largas del infrarrojo hasta las más cortas del ultravioleta, pasando por las visibles. Pues bien, resulta que el agua es más eficaz absorbiendo la luz cuanto mayor es su longitud de onda. Así, el color rojo no penetra más allá de los 5 metros de profundidad, las tonalidades naranja desaparecen alrededor de los 15 seguidas de las amarillas a unos 30, las verdes a unos 45-50 y finalmente el color azul que persiste hasta los 55-60 metros de profundidad e incluso los tintes violeta algo más allá.
Esto explica que las fotos submarinas tengan a menudo ese característico tinte azul-verdoso. Por el mismo motivo es buena idea llevar una linterna en cualquier inmersión, para poder recuperar los colores perdidos: la experiencia de bucear en un banco de coral a 20 m gana muchísimo con ayuda de una linterna, incluso cuando la cantidad de luz total es suficiente.
Fuente: https://naukas.com