Ultrarunners…

Grecia, año 2007, un pequeño y desconocido polaco, lidera la ultramaratón por excelencia, la Spartathlon. Piotr Kurylo, al que muchos están tomando por loco a estas alturas, lleva horas escapado en primera posición, perseguido por el vigente campeón de la prueba, la leyenda viva de EEUU, Scott Jurek.

Piotr, cuya única referencia para los demás es haber acabado la prueba el año anterior, apenas una hora antes del cierre de meta, va lanzado como un kamikaze hacia Sparta. A estas alturas, Jurek lleva 193 kilómetros de carrera, y ha descolgado a la élite de la prueba, tipos como Valmir Nunes (ganador en 2001), Markus Thalmann (ganador en 2003), Jens Lukas (ganador en 2004 y 2005) y el japones Sekiya Ryoichi (ganador en 2002 y 2009)…….pero no logra alcanzar al jodido polaco.

Mientras tanto, toda la atención de la prueba se la lleva Piotr, sobre todo cuando se destapa una noticia que deja a todos boquiabiertos: el polaco ha llegado a la salida en Atenas, ¡¡¡ corriendo desde Polonia !!! El tipo ha recorrido 2800 kms, tirando de un carrito de bebé «tuneado» para la ocasión, con todo lo necesario para sobrevivir las seis semanas que ha durado su viaje (una media aproximada de 70kms diarios).

Finalmente, Jurek consiguió adelantar a Piotr en la oscuridad de la noche, y apretó el ritmo para desaparecer de su vista, y simular encontrarse mucho mejor de como en realidad se encontraba (no quería que el polaco se viera con posibilidades y le amargara la fiesta). Al final, «el hombre del carrito» (como empezaron a llamarle), llegó a meta en segunda posición, con un tiempo de 24 horas 29 minutos 41 segundos, y se desmayó a los pies de la estatua de Leónidas.

Básicamente, después de su gesta, Piotr recibió lo mismo que el resto de corredores llegados a meta, una corona de laureles y un sorbo de agua……y a día de hoy sigue siendo prácticamente un desconocido (casi seguro que es la primera vez que lees sobre esta historia y sobre Piotr). En esencia, esto es lo que mantiene vivo el espíritu de los ultramaratones: si no hay premio en metálico, ni fama, los necios y el dopaje se mantienen alejados. Pero ¿cuanto va a durar sin corromperse?

Coge una carrera a pie, donde no haga falta correr, llámala «Ultra», y agotaras dorsales. Tendrás cientos de personas ( que apenas aguantan corriendo 20 kilómetros a ritmo decente sin pararse) creyéndose ultrafondistas, o ultrarunners (que suena mejor). En un par de ediciones, una marca fuerte verá el filón, y patrocinará la misma. Ahora, has conseguido un negocio, no una carrera, donde una legión de caminantes (disfrazados de polaco) protestan por el polvo del camino y por la calidad de la prenda «finisher» ; una manada de insolentes, a los que no conformarías con un puñado de laurel y un sorbo de agua.

Si observas internet, hay pruebas que parecen el Mayo de las Comuniones, donde hay mas preocupación por el menú y el álbum de fotos, que por el acto en si y su esencia. Se dedica mas tiempo a escoger el traje, que a preparar la ceremonia. Luego, todos la mar de monos en la linea de salida, y en las fotos de meta……..si se llega….

Correr es correr, al menos respetemos eso.

Podemos correr por correr, a diario, sin tener que demostrar nada a nadie. Podemos correr en pruebas de 25 o 30 kilómetros, y acabar agotados, y pletóricos. Podemos correr un maratón, sin creernos anticuados, y sentir el orgullo de antaño. En cualquier caso, habremos corrido, en el sentido literal del verbo, y en la esencia del acto.

Incluso Piotr y Jurek, se vieron obligados a caminar en la subida al monte Parthenio, no por descanso, sino por imposibilidad y por cordura. No es algo que les haga débiles, es que la pendiente lo exige, como en otros momentos puntuales de la prueba. A veces hay que caminar, y punto.

Pero cuando se camina todo el rato, y lo que se hace «a veces» es lo de correr, queda claro que alguien ha bautizado mal la prueba, llamándola carrera. No todos podemos correr 70 kilómetros diarios durante seis semanas……y menos tirando de un carrito. No todos podemos acumular mas de 100 kilómetros semanales en las piernas. No todos nacimos en lo alto de una montaña, o nos caímos de pequeños en la marmita de Panoramix el druida.

No todos podemos ser ultrafondistas……..o al menos no podemos serlo sin pagar el precio. Un precio que supone horas sin descanso, sin otro ocio que correr, y conseguir asimilarlo. Un precio que supone delgadez, dolor corporal, y conseguir no caer lesionado. Un precio que supone ausencias y horarios, cambios de humor, y conseguir no trastornar un hogar, ni las relaciones humanas. Todo ello quizás, por un puñado de laureles y un sorbo de agua.

Correr es correr, y eso quizás si que podemos hacerlo, no uniendo Atenas con Sparta, pero al menos despegando los pies del suelo, fieles a la definición del acto. En una sociedad de disfraces y de engaños, de perfiles retocados, de reality shows, donde todo el mundo finge ser quien no es para acumular seguidores, todo está contaminado……todo el mundo juega al mismo juego de tramposos.

Piotr Kurylo lo dio todo, hasta caer desplomado, corriendo con las reglas del correr, en la madre de todas las carreras……..y para el mundo no es mas que un desconocido. Creo que al menos merece estos renglones, destapar por un día su difícil nombre, y que alguien mas ,que se dice ultrafondista, conozca su hazaña. Correr siempre será correr, aunque se empeñen en disfrazarlo.

Fuente: http://livanvivo.blogspot.com.es

Author: Raiden

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