Kleroterion…
350 diputados y 208 senadores, elegidos por sufragio universal cada cuatro años para votar como un solo hombre los designios de sus respectivos partidos. ¿Es esta democracia la mejor posible?, ¿es la única posible? Unos científicos italianos han demostrado que el sistema sería más eficiente si un determinado número de legisladores (no todos, de momento) fueran escogidos al azar entre todos los ciudadanos en lugar de ser elegidos en las urnas.
Antes de que alguien piense que se trata de una broma, vale la pena hacer dos aclaraciones: 1. La democracia por azar ya se utilizaba en la Grecia antigua para evitar la corrupción de los detentadores de los cargos, y 2. Un estudio previo asegura que el azar es la mejor herramienta de promocionar trabajadores dentro de una empresa.
En 1976, el economista italiano Carlo Cipolla publicó un texto de título revelador: ‘Leyes básicas de la estupidez humana’. Según Cipolla, existen esencialmente cuatro tipos de personas: los incapaces, los inteligentes, los estúpidos y los bandidos. Los estúpidos toman decisiones que les perjudican a sí mismos, en tanto los bandidos hacen cosas que les benefician a sí mismos pero perjudican al resto (¿definición exprés de un político contemporáneo?).
Basándose en la sensata clasificación de Cipolla, un grupo de científicos de la Universidad de Catania (Sicilia) creó un modelo que replica el modo de funcionamiento de un parlamento moderno. En el modelo, los diputados pueden emitir votos que supongan una ventaja para su propio interés (conseguir la reelección) o bien para el interés común.
Los votos de los cargos electos están condicionados por una doble dependencia: la disciplina de partido y el interés en la reelección. Sin embargo, según demostró el modelo, cuando algunos legisladores son seleccionados al azar la eficiencia global de la legislatura mejora, porque “se aprueban más leyes y se multiplica el beneficio social” de estas nuevas leyes. ¿El motivo? Los diputados “accidentales” ni están sometidos a la disciplina de partido ni piensan en la reelección, así que pueden votar por el bien común.
La democracia al azar es tan vieja como la democracia a secas. Las ciudades griegas elegían representantes a boleo con una máquina llamada “Kleroterion”, una suerte de bingo en el que cada ciudadano –varón y libre, por supuesto- depositaba una ficha con su nombre. Mediante la elección azarosa de los gobernantes se trataba de evitar el apoltronamiento de los políticos: si el poder corrompe, el poder prolongado corrompe prolongadamente.
Además de en Grecia, la elección a boleo de cargos públicos también se ha llevado a cabo en algún momento de su historia en ciudades como Barcelona, Venecia, San Marino, Parma y Florencia. Incluso hoy en día, un país tan dado a experimentos democráticos, como China, coquetea con la idea de la representatividad por sorteo: la ciudad de Zeguo elige cada año por sorteo a 175 ciudadanos para que intervengan en las decisiones del gobierno local, en calidad de representantes directos de la población.
Fuente: www.yorokobu.es
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