El síndrome del estudiante se refiere al fenómeno por el cual las personas comienzan a dedicarse seriamente a una tarea que les fue asignada solamente cuando la fecha de entrega se acerca. Más específicamente, en los primeros dos tercios del período asignado para la tarea avanzan un tercio del trabajo, y en el último tercio “aceleran” y finalizan los dos tercios restantes.
Es una forma de procrastinación, que por lo general incluye más de un plan de actuación y las intenciones de fondo son buenas y sinceras. Por ejemplo, si un estudiante (o grupo de estudiantes) se dirige a un profesor para pedirle una prórroga para algún trabajo, por lo general defenderá su solicitud sobre la base de las mejoras que sufrirá su proyecto al poder dedicarle más tiempo, con intenciones sinceras. En realidad la mayoría de los estudiantes tienen otras tareas añadidas en el momento en que tienen la firme intención de comprometerse a mejorar su proyecto. Al final, a menudo terminan en la misma situación que al principio, deseando tener más tiempo a medida que se acerca el plazo y sufren nuevos retrasos.
Su lógica puede explicarse comprendiendo el mecanismo de la memoria humana; la memoria a corto plazo se desvanece con el tiempo, y por lo tanto el estudio intensivo en el último momento permitirá que más cantidad de datos afloren y se recuerden durante el examen, a pesar de que esta circunstancia no favorece los mecanismos de la memoria a largo plazo, por lo que el rendimiento será significativamente inferior respecto al estudio programado que explota el repaso espaciado.
El síndrome del estudiante está relacionada con la Ley de Parkinson: «cuanto más tiempo tienes para realizar una tarea, más tiempo tardas en completarla».
Fuente: https://es.wikipedia.org