La balanza de pagos se define como un registro sistemático de las transacciones ocurridas entre los residentes de un país y el resto del mundo. En palabras más sencillas: se apuntan todos los pagos e ingresos que realizan los agentes (personas físicas y jurídicas) de un país con los de todos los demás, ordenado según unos principios de contabilidad.
En España la balanza de pagos la realiza el Banco de España, y la suele elaborar trimestral y anualmente. Las balanzas de pagos se suelen elaborar siguiendo la normativa dictada por el FMI. La presencia de una normativa internacional común hace que las distintas balanzas de pagos de los países puedan ser comparadas.
Normalmente la balanza de pagos es la hermana fea de las variables económicas; el déficit fiscal y el nivel de empleo suele ser noticia en los informativos de televisión, en cambio no suele ser noticia de primera plana el déficit de la cuenta corriente. Hablando de déficit hay que destacar que normalmente en la calle se suele hablar de un déficit en la balanza de pagos, aunque técnicamente eso no es cierto. La balanza de pagos tiene que estar equilibrada. Cuando en la calle se habla de déficit en la balanza de pagos, suele ser en la cuenta corriente, una de las subdivisiones de las que se compone la balanza de pagos:
- 1. La cuenta corriente recoge las transacciones de bienes y servicios que se realizan. Se divide entre la balanza comercial (en la que se recogen la compra y venta de mercancías), la balanza de servicios (en la que se recogen las transacciones de servicios, como turismo o consultoría), la balanza de rentas (en la que se recogen los frutos de las rentas de trabajo y capital, como los trabajadores fronterizos y los dividendos ) y la balanza de transferencias (dónde se recogen las transferencias hechas con el exterior, como las remesas de los emigrantes o los fondos europeos).
- 2. En la cuenta de capital se recogen las transferencias de capital y las transferencias de los activos no financieros y no producidos, por ejemplo terrenos o derechos de autor.
- 3. En la cuenta financiera se incluyen las inversiones (directas si suponen más del 10% del capital social, en cartera si suponen menos del 10%), los instrumentos financieros derivados (warrants, swaps, futuros, etc), otras inversiones (como préstamos y depósitos monetarios de no residentes) y la cuenta financiera del banco de España.
- 4. Por último hay una sección de errores y omisiones. Básicamente suele ser lo que no cuadra con lo demás.
El saldo agregado de la cuenta de capital y la cuenta corriente muestra la necesidad o capacidad de financiación generada por las operaciones no financieras de la economía, lo que normalmente se conoce como déficit en la balanza de pagos.
Si os fijáis los años 2006-2008 fueron muy deficitarios. Corresponden al momento más fuerte de la burbuja inmobiliaria (cuando éramos ricos y comprábamos mucho al exterior). Por el contrario, en el 2012 se nota mucho menor déficit por dos causas: la crisis ha reducido mucho nuestras importaciones (más paro, bajada de sueldos, clima de pesimismo) mientras están aumentando las exportaciones (somos más competitivos, sobre todo porque el coste de la mano de obra está bajando).
Los ingresos totales no financieros del Estado hasta julio ascendieron a 107.957 millones de euros, un 3,1% menos que en igual periodo del año anterior, mientras que los pagos no financieros se situaron en 103.482 millones, un 4,4% más. Es decir podemos financiar el gasto corriente aunque no pagar deuda ni intereses.
Esto, que igual no parece del todo positivo, se convierte en una «noticia excelente» cuando la combinamos con que por fin la balanza por cuenta corriente española registró un superávit 1.357,7 millones de euros en los seis primeros meses de este año.
¿Y entonces por qué todos los medios lo radian como una noticia tan buena? Bueno, pues porque por primera vez en 20 años hemos conseguido hundir tanto nuestra economía que ya no necesitamos financiación externa para que el país pueda funcionar. O lo que es lo mismo, ya tenemos plena libertad para poder declarar en quiebra el país, suspender el pago de la deuda y negociar una quita a una deuda que no podremos pagar jamás.
Fuentes: www.elblogsalmon.com , http://vicentecamarasa.wordpress.com , www.gurusblog.com