Crisis…
Soy funcionario de la Junta de Castilla y León, y tengo una antigüedad de 22 años (23 en octubre). Nunca tuve una comisión de servicio, ni ninguna otra situación que me aportara ningún privilegio económico. Mi nómina actual es de 1.476,15 € mes, (nómina de enero de 2010. Alguna sonrisa, o sorpresa, se que ha despertado esta cantidad). Con este trabajo he mantenido a mi familia compuesta de tres miembros; di estudios universitarios a un hijo, y llevamos una vida, -según me educaron-, de moderación, y con dos conceptos (palabras) ahora prohibidas y desconocidas, como son ahorro y sacrificio. Nos tocó y nos tocará ahorrar a los dos, – mi hijo ya se emancipó-, y nos sacrificamos y nos seguiremos sacrificando en algunas ocasiones en el futuro. Mi mujer no trabaja, en parte porque hemos tenido que atender y atendemos a mis padres y a mis suegros, aunque nos han ayudado. Es decir que con mi sueldo como único sustento económico, – y la ayuda de nuestros mayores. Nuestras familias -, nos hemos tenido que defender. Y es lo que hemos hecho. Como no teníamos mas remedio no pido por ello ni compasión, ni reconocimiento, ni aplausos. Me limito a constatar unos hechos.
Durante mucho tiempo muchos “amigos” y conocidos nos miraban con ciertas sonrisas. éramos raros. Los parias pobres de la tierra. Ellos piensan que ganamos más de lo que realmente ganamos, y se reían de nosotros. (así que ahora que saben al menos en mi caso lo que realmente gano, se tiene que estar tirando por el suelo de la risa). Hace poco todos se reían del pobre funcionario, ahora algunos menos. Pero, “¿Cómo hemos podido vivir con esa miseria?”. Muchos de ellos, -casi todos-, sin ningún tipo de preparación, de esfuerzo, de estudios, sin necesidad ni de ahorrar, ni de hacer sacrificios, vivían bastante mejor que nosotros, tenían mas futuro y eran mas felices. Ganaban lo que querían. Tenían más cosas y acceso a más diversiones y disfrutaban de la vida mucho más que nosotros. éramos unos “estiraos”, unos rancios y unos creídos. “No teníamos mas que postura…”. Ellos vivían a tope en chales nuevos de columnas dóricas, jónicas, y corintias en su porche; conducían BMW y Audis, viajaban de vacaciones a Jamaica, y a Cancún (México, ¿o es Costa Rica?), tenían varias televisiones planísimas y grandísimas, de mucho plasma, y más pulgadas, ellas se depilaban a la brasileña, y dos veces por semana se hacían mechas rubias, tomaban cafés mañanas y tardes, y hacían Pilates, Yoga y Tai-Chi.
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