– Dinamarca es, según la ONU, el mejor país del mundo para hacer negocios, por la prácticamente absoluta inexistencia de corrupción y por la seriedad, responsabilidad e implicación personal con que los daneses trabajan.
– En un municipio próximo a Copenhague el ayuntamiento contrajo una deuda que no pudo justificar, y sobre la que hubo incluso una inaudita acusación de corrupción. Desde entonces, y hasta que liquiden el endeudamiento público, los vecinos pagan un 2,5% más de impuestos. Se considera que quienes actuaron mal eran sus representantes; y los vecinos entienden (es de suponer) que la próxima vez deberán pensarse mejor a quién votan.
– Dinamarca cerró sus puertas a la inmigración normal en los años setenta. Desde entonces, sólo admite las entradas a refugiados políticos o por reagrupamientos familiares.
– Un inmigrante (de los que pueden entrar) sin recursos, en Dinamarca dispone de vivienda gratuita, cobertura médica gratuita, enseñanza gratuita, tres años de cursos gratuitos de danés, y, en caso de que no pueda valerse por sus propios medios, un sueldo estatal que le permita subsistir.
– En Dinamarca la escolarización tal y como aquí la entendemos comienza a los siete años; hasta entonces (y desde los tres años) los niños van a la guardería, casi exclusivamente a jugar.
– Un niño danés normal de siete años no sabe leer.
– Un niño danés normal de siete años puede ir (y una buena parte va) al colegio en bici, a las siete y media de la mañana, solo.
– Una vivienda unifamiliar danesa tiene un contenedor normalizado de basura, dotado de dos bolsas también normalizadas, que le recogen semanalmente (sólo esas bolsas, y sólo lo que en ellas quepa).
– La ministra danesa de Medio Ambiente se quejó hace poco en los medios comunicación de los resultados del reciclaje de basuras: sólo se recicla el 80%.
– En los colegios públicos daneses es obligatoria la asistencia a las reuniones de padres. La única de la que yo tuve noticia duró cuatro horas, y por ella pasaron, uno a uno, todos los profesores.
– En Dinamarca es posible llegar a cualquier sitio, rural o urbano, en bicicleta, sin ningún peligro ni incomodidad.
– Si conduces en Dinamarca, nadie te deja pasar nunca si tiene preferencia.
– El número de muertes por accidente de tráfico en Dinamarca el año 2004 fue igual al de 1947.
– El gobierno danés está comprando gran parte del litoral para evitar la especulación inmobiliaria y garantizar su disfrute público. Normalmente, todo se deja como una gran zona verde. No es raro ver, al lado de los bañistas, patos y cisnes nadando.
– Un ayuntamiento no demasiado rico ni especialmente generoso de Dinamarca tenía, para que entrenasen los niños a partir de los 5 ó 6 años y hasta los 16, unos nueve campos de fútbol de verde e inmaculada hierba.
– En Dinamarca la cobertura médica gratuita incluye, hasta los 18 años, el dentista (todo). En los colegios suele haber varios gabinetes dentales.
– Un coche que aquí vale unos tres millones y medio de pesetas en la prensa danesa se anunciaba por siete y medio. Era una oferta, pues se trataba de un «kilómetro cero» con 17.000 km.
– En Dinamarca es algo rarísimo que surja una conversación espontáneamente entre dos desconocidos.
– En Dinamarca, en una conversación, la gente te atiende. Te atiende mucho, incluso. Y demuestra un interés que parece sincero.
– En Copenhague, la zona de la ciudad en la que tienen sus viviendas oficiales las máximas autoridades militares del país es un parque de libre acceso público (creo que sólo durante el día).
– En Copenhague el ayuntamiento pone a disposición de los visitantes (o de cualquiera) unas bicicletas que se recogen en puestecillos distribuidos por las calles, metiendo una moneda de 20 coronas (unos tres euros) como en un carrito del súper. Se devuelven en cualquiera de esos puestecillos y se recupera el dinero. Los puestecillos no están vigilados por nadie, por supuesto.
– El proceso de selección laboral habitual danés incluye una conversación con una tercera persona para pedirle referencias sobre el aspirante. Éste es quien facilita a la empresa el nombre de esa tercera persona.
– Dos de los temas de debate público más relevantes de este año en Copenhague tenían que ver con el nuevo Palacio de la Ópera que el dueño de Maersk ha regalado a la ciudad: si afeaba o no el entorno, y si supondría una oferta de plazas para espectáculos superior a la demanda real (lo cual, por cierto, no ocurrió: se batió el récord de solicitudes de abonos).
– La mayoría de los daneses van en bicicletas, ya este lloviendo, nevando, con sol, con viento… Pero lo mas curioso es que cuando llegan a su destino no las candan, esto no quiere decir que no haya robos, solo que hay menos, de hecho están matriculadas.Esto en Sevilla seria impensable, ya que te roban la bici, la cadena, la farola, y si es preciso al dueño que esta montado en ella. Además le puedes comprar una bici barata a la policía.
– En Copenhaguen, es normal encontrarte en los bares, donde te tomas tus cervezas o cafés, una estantería llena de libros. Así, mientras te tomas lo que sea o esperas a alguien puedes estar leyendo algo. Estos libros los hay en danés y en ingles por supuesto.
– Cuando llegas a un organismo publico, a una empresa de trabajo temporal, a cualquier oficina, etc… es normal que te ofrezcan agua, café, leche, te… o lo que quieras como bienvenida.
– Puntualidad: para los daneses la impuntualidad esta muy mal vista, tanto que se lo toman como una ofensa. Si llegas o vas a llegar tarde y llamas por teléfono no pasa nada, pero si llegas tarde sin avisar puede dar pie a que no haya próximas citas.
– En todos los trabajos te pagan entre una o dos horas mas de las que trabajas y las horas extras te las pagan el doble.
– Números: en español, incluso en ingles, decimos primero las decenas y luego las unidades, por ejemplo, cuarenta y dos. Pues bien, en danés es primero las unidades y luego las decenas, seria algo así como dos y cuarenta.
– La hora: en español decimos son las cuatro y media, aquí dicen son las cinco y media cuando el reloj marca las cuatro y media. Mas aun, cuando son por ejemplo las cuatro y veinticinco, ellos dicen son las cinco y media menos cinco minuto. En fin, «espero que nunca me pregunten la hora».
Fuentes: http://unhombresentadoenunasilla.blogspot.com, http://montalcedo36.blogcindario.com.