Cates en el cole, matrículas en el Linux
De nuevo otro personaje «distinto» nos hace parar a reflexionar si el camino a seguir debe ser el predeterminado, o es mejor la opción «por libre». Copy/paste de El País:
Rubén Díaz trabaja con Linux, tiene su propio blog, participa en un sinfín de comunidades virtuales y puede pasar 12 horas seguidas ante el ordenador. Nada muy sobresaliente, excepto su edad: 16 años.
El apodo de Rubén en Internet es Outime (fuera de tiempo). Y algo precoz sí es este chaval de Madrid: «No pienso en otra cosa que la informática. Desde que inicié mi primera aplicación, no he parado: programación, seguridad, redes. Apenas he necesitado ayuda, soy autodidacta gracias a los manuales que hay en la red». En contraste, sus estudios de ESO van fatal. Repitió tercero.
El primer ordenador de Rubén, un Compaq Presario con sistema operativo Windows ME, fue un regalo de Papá Noel cuando tenía ocho años. A los nueve, entraba en Internet, en los chats, y allí le hablaron del software libre: «Es el futuro. Está respaldado por una comunidad gigante siempre dispuesta a ayudar y es software de calidad. ¿Por qué depender de una empresa cerrada, que no muestra su código que cualquier día puede quebrar y quedarme sin sistema?».
Rubén usa la distribución más genuina de Linux, Debian, junto con Kubuntu, aunque empezó con otra, a los 11 años: «Mandrake, hoy llamada Mandriva. Fui al Corte Inglés y la pedí. El dependiente frunció el ceño y me preguntó si estaba seguro de que era eso lo que quería. Solté todo lo que tenía ahorrado, sin saber aún que podía descargarlo por Internet gratuitamente».
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